viernes, 22 de noviembre de 2019

El que siembra vientos, recoge tempestades.


Recientemente me llego un video clip aparentemente intrascendente, sin embargo, después de analizarlo detenidamente me di cuenta que el bullying o matoneo no solo lo sufren nuestros hijos por parte de sus compañeros en las academias o en la suciedad, perdón, en la sociedad en general, sino de nosotros como padres de familia, yo el primero cuando presionaba a mis hijos desde la más tierna edad a que rindieran en la escuela, en el colegio y en la universidad bajo la consigna que la responsabilidad de ellos era sacar buenas calificaciones y la de nosotros como padres suministrarles todo lo que necesitaran mientras comenzaban a laborar.

Por lo tanto, lo que expresa el niño en el vídeo me es muy familiar, ya que mis hijos manifestaban lo mismo cada que les exigía rendimiento académico. Afortunadamente para mí y solo por la voluntad de Dios, mis hijos, no tomaron represalias ni contra nosotros como padres, ni contra la sociedad y se comportan relativamente bien.

La pregunta es ¿Qué pasa con los niños a los cuales se les exige que sean los mejores y no son recompensados con altas dosis de amor? Las cárceles del mundo nos dan la respuesta, donde la gran mayoría de los reclusos, mínimo saben leer y escribir y un alto porcentaje han terminado sus estudios universitarios, por lo tanto, las academias los han capacitado muy bien pero nosotros comopadres no los educamos.

¿Qué puede pensar un niño cuando, como dice el del vídeo, hace todo lo posible por ser el mejor pero nosotros como padres no reconocemos sus esfuerzos? Dirá usted amable lector que a los niños hay que enseñarles disciplina, a ser responsables, a cumplir con sus deberes, a que deben estudiar, etc. etc. Porqué si no estudian, ¿entonces que va hacer en su futuro? Todo eso está muy bien porque como decían nuestros padres “la letra con sangre entra” y me atrevería a decir que no solo entra sino que genera más sangre.

La impotencia y el resentimiento con que crecen esos niños, si es que logran crecer, ya que el suicidio entre niños y adolescentes en algunos países se ha convertido en un problema de salud pública, genera cualquier cantidad de dificultades de drogadicción, alcoholismo y violencia en todas sus manifestaciones.

Para los padres de familia que defienden esa férrea disciplina, les sugiero ver en YouTube el documental Un crimen llamado educación. Allí se darán cuenta que estamos vivos de milagro y que el futuro de la humanidad es bien incierto porque como decía el científico Albert Einstein “es de tontos esperar resultados diferentes y continuar haciendo lo mismo”

Para los padres de familia que aún tienen sus hijos pequeños e incluso a los que aún no los tienen pero que planean tenerlos, les cuento que “lo único seguro, es que no hay nada seguro”. El estudio no siempre da como resultado personas exitosas y si muchas veces infelices. Conozco personalmente personas que difícilmente saben leer y escribir y son muy exitosas a nivel económico y familiar.

Finalmente, la pregunta es ¿Por qué le amargamos la vida a nuestros hijos desde la más tierna edad exigiéndoles cosas que tal vez no estén en capacidad de dar? Hasta donde sé, los ocho mil millones de homo sapiens (hombre sabio) que viven en este minúsculo planeta llamado tierra, pensamos y actuamos de forma diferente, por lo tanto, lo más probable es que muchos aprendamos de forma diferente, sin embargo nos capacitan a todos por igual, por lo tanto los resultados necesariamente seguirán siendo iguales.

Pero bueno, nada de nervios, por las redes sociales continuaran circulando vídeos como este, al cual pocas veces les damos la importancia que tienen y estoy seguro que a muchos les parecerá muy curioso y hasta cómico pero que si se analiza cada una de las palabras del niño y de la madre se darán cuenta que el niño tiene toda la razón así los pedagogos digan lo contrario.