sábado, 2 de abril de 2016

Crisis

Para los orientales las crisis son momentos de oportunidades. Para los médicos el mejor momento de un enfermo es cuando entra en crisis, o se muere o se alivia. Para un país como Colombia, que desde que tengo uso de razón, si es que alguna vez la he tenido, nuestro hermoso país siempre ha estado en crisis: que el “descubrimiento” de América, que la conquista, que la colonización, que las guerras de liberación, que las guerras civiles, que la chusma, que la guerrilla, que los paramilitares, que los narcotraficantes, que la delincuencia común, que las bandas criminales, que la violencia intrafamiliar, que los políticos y religiosos corruptos, que la drogadicción, que el alcoholismo, que la prostitución, que la trata de blancas, que la adicción informática, que los noticieros de televisión, que un sistema educativo obsoleto que se niega a modernizarse y que lleva más de 300 años enseñando a nuestros hijos lo que luego tienen que olvidar, que los “profesionales” que sufren de doctoritis aguda y que hay que hablarles en papel sellado, que las telebobelas que hacen apología al delito, a la infidelidad, a la traición, al engaño y a todos los males que aquejan a la suciedad, perdón, a la sociedad, en fin, como digo en mi libro ¡Estamos vivos de milagro!

Otro de mis libros se titula “Soy ateo, gracias a Dios” y en el libro afirmo que el ateísmo como tal no existe pues no se puede negar algo que no existe, en este caso una deidad. A lo que me refiero en este articulo es que me volví ateo porque ya no creo en Santos o sea en nuestro presidente. ¿Razones? hay muchas, para la mí, la más relevante el cambio de actitud con su gran “amigo” el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Además eso de decir que la traición es algo que está plenamente justificada, no es un buen mensaje para las futuras generaciones. Y es que cuando los principios y valores están en franca decadencia, se comienza a pensar lo que decía el filósofo Voltaire que “Cuando se piensa que el dinero lo hace todo, se termina haciendo todo por dinero”

Sin embargo, algo bueno tiene el presidente Santos y es su terquedad con el asunto de lograr la paz para Colombia. No podemos negar que principio tienen las cosas. Todos sabemos que lograr la paz en un país que lleva más de quinientos años en guerras y que estamos siendo educados para eso, difícilmente logremos la paz en los ocho años que posiblemente va a durar el mandato del presidente Santos. 

De llegarse a “firmar la paz” con los grupos guerrilleros, los resultados reales solo se comenzaran a ver dentro de veinticinco o treinta años, si no es más, ya que todos sabemos que, para que la violencia se acabe en nuestro hermoso país, necesariamente la actual generación deberá desaparecer pues somos hijos y nos han educado para la guerra y la palabra perdón no está en nuestro vocabulario por obvias razones ya que tenemos odios ancestrales. Odios y rencores que han pasado de generación en generación hasta nuestros días y lo más probable es que continúen pasando por varias generaciones ya que enseñamos a nuestros hijos la ley del Talión de “ojo por ojo y diente por diente” y mientras continuemos así, vamos a terminar como decía Mahatma Gandhi, todos ciegos o muecos. Para la muestra, un botón. El grado de corrupción que vive nuestro hermoso país, que entre otras cosas, es uno de los países más ricos del mundo ya que no lo han podido quebrar los miles de corruptos que ha, hay y habrá en él. Algo si debe quedar muy en claro y es que de los cincuenta millones de colombianos que somos, solo un escaso 1% es el que más daño le hace al país. El 99% restante somos gente buena, trabajadora y echada para adelante. El problema es que ese 1% por lo general ha salido con honores de las más prestigiosas academias y ahí si grave, porque ¿Cómo competir con tan “ilustres” y sabios delincuentes cuando la mayoría del pueblo colombiano no cuenta con los estudios que ellos realizaron? 

Sabemos que muchos de nuestros “hermanos” guerrilleros simplemente cambiaran de bando o de razón social como lo hicieron en su momento nuestros “hermanos” de las autodefensas que ahora se llaman las bacrim y que engrosaron las filas delincuenciales. Es que eso de tener que levantarse todos los días a trabajar por un mínimo y muchas veces ni por eso es muy verraco. Es “más fácil” secuestrar, extorsionar, matar, robar o traficar que ganarse el pan con el sudor de la frente. Aun siendo ateo del presidente, debo reconocer el esfuerzo que está haciendo para lograr la paz, así este aplicando al 100% la frase que dice que “el fin justifica los medios”. No importa si el país está a punto de sufrir una crisis financiera, económica, política o social debido a las decisiones y concesiones que el ejecutivo está tomando para lograr la tan anhelada paz, ya que el remedio puede ser más letal que la enfermedad. Según el presidente Santos, con lo cual todos estamos de acuerdo, si se logra firmar la paz con los grupos guerrilleros, el país comenzara a ver la luz al final del túnel. Dios permita que así sea porque las futuras generaciones se lo merecen ya que de seguir en este laberinto les estaríamos dando un mal mensaje y no nos perdonarían el hecho de no haber intentado “firmar la paz”. 

Así es presidente Santos que, nada de nervios, ánimo pues, pa tras ni para coger impulso, que los que queden vivos, si es que queda alguno, viva en paz y que la historia reconozca en usted al presidente que la logro o mejor, que sembró la semilla para que las próximas generaciones recojan la abundante cosecha que genera la paz.

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