miércoles, 23 de noviembre de 2022

Perder es ganar


Esta polémica frase de dirigente deportivo, profesor Francisco Maturana, es algo que nos debe hacer reflexionar cuando recibimos los resultados a una gestión como el director de un prestigioso colegio cuando manifiesta que “…Es el momento de hacer balance que para muchos es muy positivo, ya que cumplieron con las metas y logros que se trazaron desde el comienzo de año, otros les falto más compromiso y responsabilidad para lograr todo lo que tenían que conseguir. Algunos malgastaron el tiempo sin obtener ningún resultado positivo en sus deberes…”

Nada más acertado que lo expresado por el director, ya que, muchos caminamos porque vemos caminar no solo en las instituciones educativas sino en todos los estamentos sociales, muchos nos comportamos como “meros inquilinos sin saber qué hacemos y porque lo hacemos”. Aunque, también es cierto que existen excepciones a esta regla. En mi libro “Educando para la guerra” basado en una extensa, concienzuda y documentada investigación que un grupo de profesionales hicimos sobre las causas de la deserción escolar en América Latina. Detectado situaciones que dan lastima en cuanto a los modelos educativos utilizados en la mayoría de los países de América Latina y me atrevería a decir que en el gran parte del planeta. Situaciones que nos han llevado a pensar que “Estamos vivos de milagro” tal y como lo manifiesto en otro de mis libros. 

Para comprobarlo es sino mirar el listado de los países más corruptos del mundo (dentro de los cuales lastimosamente esta mi hermoso país Colombia) para demonstrar que el modelo educativo deja mucho que desear. Curiosamente, si vemos los menos corruptos también estableceremos las razones por las cuales lo son, todo parte de la calidad de la educación y la capacitación que se le está dando a las nuevas generaciones. 
Mi hijo después de recibir las notas, llorando me dijo: Papi como perdí el año ¿Cuál va a ser mi castigo? ¿Acaso me vas a echar de la casa como le dijo la mama de (…) si perdía el año? No supe que responderle. Simplemente lo abrace, le di un beso en la frente y le dije la famosa frase del profesor Maturana. No podía decirle que los que en verdad habíamos perdido el año habíamos sido primero que todo nosotros como padres que no supimos orientarlo, respaldarlo y brindarle el acompañamiento que necesitaba. Que los segundos que habían perdido el año habían sido sus profesores, que no habían sabido cómo trasmitirle sus conocimientos. Que la tercera que había pedido el año había sido la institución, que en vez de verdaderos maestros que practicaran la pedagogía del amor, tenía algunos instructores que solo se preocupaban por cobrar su sueldo pero que de pedagogía muy poco, ya que la metodología y las técnicas aplicadas no habían dado los resultados esperados. Que el cuarto que había perdido el año había sido el modelo educativo empleado en nuestro hermoso país el cual todavía está enseñando cosas que en poco tiempo los jóvenes olvidarían. Que el quinto que había perdido el año era el país, por llevar a sus jóvenes como borregos al desfiladero bajo la premisa que “si le gusta así bien o si no busque un mejor país donde vivir y capacitar a sus hijos”. 

Sin embargo ninguno de los anteriores es culpable de nada ya que durante más de 165.000 años, que según la teoría de la evolución evoluciono el homo sapiens (hombre sabio), nos han educado y capacitado para la guerra, lo cual se ha evidenciado en toda la historia de la humanidad, cuál de todas más violenta y sangrienta.

Nos han educado y capacitado para una desenfrenada competencia de que gane el mejor, no importando las estrategias que utilicemos para hacerlo. Educados y Capacitados bajo la premisa de cuanto tienes, cuanto vales; donde los principios y los valores están en franca decadencia ya que persona exitosa es aquella que se mide por los tenis y la ropa de marca, el carro último modelo, la cantidad de cuentas bancarias y tarjetas de crédito que tiene, el sitio donde vive o los lujos que pueda darse. 
Durante siglos hemos sido instruidos para tapizar las paredes de nuestras casas y oficinas con títulos y diplomas que respaldan la capacitación que hemos recibido en diferentes áreas del conocimiento pero que de educación no sabemos nada. Y hablando de violencia vi como una mamá empujaba a su hijo y le decía cualquier cantidad de barbaridades porque “había perdido el año”: que si era que no se había fijado en el sacrificio que ellos habían hecho para darle estudios, que si no tenía consideración con ellos por el dinero que habían gastado en él, que como fulanito de tal si había ganado el año cuando era un pobretón, en cambio el (dirigiéndose a su hijo) que “lo tenía todo” había perdido el año. 

La pregunta es ¿Qué puede pensar un muchacho cuando sus padres, supuestamente sus modelos a seguir, le dicen cosas así? No quiero ni pensar la navidad que va a pasar, a las burlas a que se va a tener que enfrentar y a lo que es más lamentable, las odiosas comparaciones que va a tener que escuchar. Es la constante en los días de “balances escolares”. Si en el caso nuestro que conocíamos la situación “especial” (disléxico) de nuestro hijo para educarlo y le suministramos al colegio y a los instructores toda la información para capacitarlo perdimos el año ¿Qué será de los padres que solo fueron unos cajeros automáticos y de unos instructores que solo se preocuparon por cobrar oportunamente sus salarios?

Debo resaltar las hermosas palabras que le dijo la profesora a mi hijo cuando le entrego las calificaciones: “tú no vas a repetir un año, simplemente vas a reforzar los conocimientos adquiridos, ahora dime una cosa ¿Cómo te gustaría que te enseñáramos el año entrante, en forma escrita o en forma oral como hemos comprobado que mejor captas?” El niño no dijo nada, no era necesario, como tampoco fue necesario que yo lo castigara por haber “perdido el año”. Por lo tanto, nada de nervios. Como dice el refrán “mientras haya vida hay esperanza” y siempre tendremos la oportunidad de mejorar. Dios permita que el próximo año si lo ganemos y seamos los padres que necesitan nuestros hijos y los maestros que necesitan nuestros estudiantes. ¡Que susto! ¡Los milagros existen!

jueves, 10 de noviembre de 2022

Es mejor ser perro de rico que hijo de pobre.




Un refrán que refleja la indigencia y las situaciones extremas de pobreza y violencia en todas sus manifestaciones que sufren los niños en muchos países, donde, como decía en mi blog anterior, miles de personas, especialmente de niños, mueren de física hambre y de enfermedades que en los países más “desarrollados” o del primer mundo, no existen.

El problema tiene nombre propio, corrupción, por parte de funcionarios públicos producto de un sistema educativo que deja mucho que desear, los cuales se apropian de los dineros públicos y continúan ejerciendo altos cargos como si nada sucediera. Pero bueno, en este blog no quiero continuar hablando de lo mismo. Es un hecho que la corrupción es una forma más de violencia y mientras no cambien radicalmente los sistemas educativos, poco o nada se podrá hacer.

Hoy quiero referirme desde mi ignorancia del tema al futuro de la humanidad. Se preguntara usted amable lector que tiene que ver el refrán que sirvió de título a este artículo con el futuro de la raza humana. Y es que en muchos países, incluido mi amado país Colombia, cada vez son más las parejas que prefieren tener una mascota que tener hijos, argumentando cualquier cantidad de excusas: Que por la pobreza, que por la riqueza, que por la sobrepoblación que existe en el planeta, que porque no tienen tiempo para cuidar niños, que porque a las mujeres se les daña la figura, que porque los niños son un impedimento para realizar sus proyectos de vida – los cuales incluyen un alto grado de diversión – que para que traer niños a sufrir a este mundo cruel y deprimente, en fin, la lista de razones por las cuales no se quiere tener hijos es bien extensa.

Ahora bien, eso sin tener en cuenta la pena de muerte aprobada en muchos países como es el aborto y ni que hablar de los millones que se practican en forma clandestina en los países donde no ha sido aprobada.  Lo lamentable del caso es que esos seres humanos que son ejecutados antes de nacer no cometieron ningún delito o crimen y ninguno de ellos pudo defenderse. Una práctica desde todo punto de vista irracional así sea una costumbre, un mandato de los dioses, una exigencia del gobernante de turno, etc. Soy de los humanos que piensa que esos verdugos o exterminadores que ejecutan o mandan a ejecutar esas “tareas” era mejor que los hubieran abortado.

Si analizamos detenidamente cada una de las excusas expresadas para no tener hijos, para evitarlos o para asesinarlos, todas ellas tienen una justificación desde el punto de vista de los que así piensan y actúan. Sin embargo, de continuar el genocidio, la masacre física e intelectual de seres humanos, ¿Qué va a pasar en un futuro no muy lejano, pues ya estamos viendo ciudades y países donde más del 50% de la población sobrepasa los 25 años y donde la tasa de natalidad es muy inferior a la de defunciones?

Dirá usted amable lector que el futuro tiene una posible solución al respecto y es la clonación de seres humanos, los cuales serán fabricados en serie en laboratorios como lo son actualmente algunas especies de animales. Claro que como muchos están de acuerdo con la teoría del científico Charles Darwin sobre la evolución de las especies y  consideran al ser humano una especie más de animal, pues  ¿Cuál es la diferencia entre clonar caballos, vacas, cerdos, ovejas, etc. o seres humanos? Ninguna ¿verdad? y vaya si muchos humanos nos comportamos peor que los llamados erróneamente seres irracionales. Cuanta razón tiene la canción del cantautor Roberto Carlos “quisiera ser como los animales” ¿Sera que si ellos pudieran realizar los macabros experimentos que hacemos los humanos, los harían? Lo dudo, ya que los llamados homo sapiens (hombre sabio) estamos autodestruyendonos, acabando con el escaso medio ambiente que nos queda y yo diría que hasta el planeta esta en riesgo.  

Al igual que la “pequeña” diferencia que existe entre homínidos y  humanos que es un cromosoma, la “pequeña” diferencia que seguramente habrá entre seres humanos procreados por las vías naturales y los fabricados en laboratorio es que seguramente se comportaran como maquinas insensibles, fríos, calculadores. Usted dirá, y con mucha razón, que algunos humanos que han sido procreados en forma natural se comportan así, pero ¿Cómo se irán a comportar los clonados”?

Dirá usted que los humanos clonados no tendrán las dificultades físicas que actualmente tienen los humanos “fabricados” a la antigua ya que se podrán corregir muchas situaciones para que estos sean perfectos y no sufran de enfermedades o malformaciones físicas; de hecho, un tristemente famoso humano que extermino más de seis millones de judíos durante la segunda guerra mundial quería tener una raza perfecta y según los chismes como que lo estaba logrando,  utilizando métodos no muy santos como los empleados en los campos de concentración.

Finalmente amable lector quiero que se haga la siguiente pregunta ¿Qué hubiera pasado si nuestros cavernícolas y anticuados padres hubieran decidido no tener hijos por todas las razones antes expuestas? Lo más probable es que ni usted ni yo existiríamos, claro que de poco se hubiera perdido la humanidad, pero si tal cosa hubiera pasado, tampoco hubieran existido y existen humanos que trascendieron y trascienden realizando verdaderos milagros – y no me refiero en este caso a los dioses – claro que también existieron y existen algunos humanos que mejor hubiera sido que sus padres les hubieran aplicado la pena de muerte.

Esperemos pues que los jóvenes cambien su facilista forma de pensar y se arriesguen a perpetuar la raza humana procreando como Dios manda para que en un futuro no muy lejano no tengan que ir a adquirir en un supermercado o laboratorio especializado a sus herederos. Como escritor de ficción, siempre he pensado que todo aquello que actualmente llamamos ficción, es el preámbulo de lo que será realidad.