Se dice que quien nunca ha “fracasado” es porque nunca ha
intentado hacer nada. Sin embargo muchos de los que han “fracasado”, que se han
dado contra el muro, que han quedado con una mano atrás y otra adelante, muchas
veces sucumben a esa terrible experiencia y toman decisiones tan drásticas como
terminar con su vida, otros simplemente se hunden en sus recuerdos cuando eran prósperos
y tenían todo lo que el dinero puede dar y se convierten en pobres
vergonzantes, en drogadictos, alcohólicos o haciendo de su vida, la de su familia
y amigos, un completo caos.
Millones de personas en la historia de la humanidad han
pasado por situaciones personales y sociales que no quisieran volver a repetir,
sin embargo, debido a lo que escribía en un blog anterior de que “estamos biencapacitados pero mal educados”, será una historia que se continuará repitiendo
por cientos y quizás por miles de años hasta que nos demos cuenta que la
violencia en todas sus manifestaciones, es un mal negocio y que puede llevar al
exterminio de la misma raza humana. Es que la frase aquella que dice que “quien
no conoce la historia está dispuesto a repetirla” no es del todo cierta, ya que
conocemos la historia y continuamos repitiéndola una y otra vez, para la
muestra, un botón, las guerras que buscan la paz - nada más contradictorio -
cuando en realidad lo que buscan es demostrar el poder en todas sus
manifestaciones.
En este blog no quiero hablar de esas tristes y decadentes formas
de pensar de una minoría que convierte la vida de la mayoría en un verdadero
infierno, al punto de poner en serio peligro la estabilidad de nuestra casa, el
planeta tierra. Hoy quiero escribir,
basado en mi experiencia personal de
haber “fracasado” en la salud, el dinero, el amor o la espiritualidad y en lo
interesante que es convertir nuestros “fracasos” en extraordinarias
experiencias de vida. Se preguntará usted amable lector por qué escribo fracaso
entre comillas. Por la sencilla razón que pienso que no existen los fracasos,
existen experiencias, exámenes que la vida nos hace, muchos de las cuales no
ganamos y debemos repetir una y otra vez la lección hasta aprenderla, la mayoría
de las veces a la fuerza.
Para un enfermo existe un momento decisivo en la difícil situación que vive y es cuando entra en crisis; o se alivia o se muere. De igual
forma, cuando en nuestra vida se generan esas crisis que pensamos no vamos a
poder superar, es quizás el mejor momento que podemos vivir ya que las crisis
si no se dan por si solas, necesariamente hay que propiciarlas pues muchas veces pensamos que todo está bien, cuando
en realidad nuestra vida se asemeja a una bomba de tiempo que puede explotar en
cualquier momento generando infelicidad, destrucción y muerte.
Es necesario entonces hacer un alto en el camino y evaluar
si lo que estamos haciendo realmente nos produce felicidad o solo lo hacemos
por aparentar algo que no somos o porque nos hemos conformado con lo poco o lo
mucho que tenemos.
Si la conclusión a tu reflexión es que realmente eres feliz en todo el sentido de la
palabra, ¡excelente! Si por el contrario te das cuenta que estas viviendo
una vida que no es la quieres vivir, es el momento de cambiar de
estrategia, pues como decía el científico Albert Einstein, “es de tontos
esperar resultados diferentes y continuar haciendo lo mismo”.
Le invito pues a tomar la decisión y ponerse en acción, si
realmente quiere lograr el objetivo principal de todo ser humano que es ser
feliz. Le anticipo que no será una tarea fácil, nada que valga la pena lo es.
Sin embargo si insiste, persiste, resiste y NUNCA desiste hasta hacer realidad
sus sueños y despertar de una vez por todas de sus pesadillas, se que lo va a
lograr. Un proverbio oriental afirma que
“para dar una larga caminada, hay que comenzar con el primer paso” y ese
trascendental paso que usted debe dar es saber dónde está y dónde quiere
llegar, porque "el que no sabe para donde va, ya llego".