¿Realmente se puede hacer el amor? Me atrevería a decir que no, ya que el amor es un sentimiento, es algo intangible, algo etéreo, algo que no existe pero que a la vez lo es todo pues todo es amor y difícilmente se puede vivir sin amor.
Ahora bien, una cosa es tener sexo con amor y otra tener sexo por simple placer, el cual “fácilmente” se puede comprar, de hecho, dicen las malas lenguas, que la prostitución es uno de los oficios más antiguos de la humanidad. En ese orden de ideas permítame hacerle con todo respeto una pregunta ¿usted se hace el amor? Y no me refiero a la masturbación solamente. Me refiero a que si usted se ama, se respeta, se aprecia, se valora, porque una cosa es que usted tenga valor y otra que se valore. Difícilmente se puede dar amor, si primero no nos amamos a nosotros mismos.
En el caso de los seres humanos, eso del amor es cosa bien complicada, porque muchas veces confundimos amar con querer, se ama cuando se acepta a la otra persona a pesar de lo que es y se está dispuesto a dar la vida por ella y se quiere cuando simplemente es alguien al cual nos hemos acostumbrado. Hacer el amor implica tal cantidad de cosas que difícilmente podemos dimensionar la grandeza de esa palabra. De ahí que cuando escucho decir a alguien que hizo el amor con otra persona sin ni siquiera conocerla, me da cierta tristeza al saber que las consecuencias serán desde todo punto de vista desastrosas pues cuando dos seres sexualmente se unen, no solo se unen sus cuerpos sino sus espíritus, sus energías vitales, las cuales son mucho más difíciles de separar que los cuerpos físicos.
De ahí que sea más difícil el proceso de separación que el de conquista y muchos no lo superan, llegando a casos tan extremos como el suicidio o el asesinato ya que se considera a esa otra persona como propiedad privada y por lo tanto no se está dispuesto a cederla o compartirla. Entra en juego entonces una de las enfermedades más desagradables que tiene el ser humano, los celos. Tan destructivos como la enfermedad más letal, con el agravante que casi todas las enfermedades que ha sufrido el ser humano han tenido cura, menos los celos, la cual es una enfermedad degenerativa y progresiva que acaba con todo y cuando digo con todo, es con todo, hasta con la vida misma.
Hacer el amor entonces implica primero que todo dimensionar el significado de la palabra y su aplicación. Hacer el amor no solo es un acto sexual, es hacer todo lo que hacemos con amor. Si no amamos lo que hacemos, simplemente queremos lo que hacemos, dicho de otra forma, lo hacemos obligados por algo o por alguien. Posiblemente esa actividad que usted realiza no lo satisface; cuando realiza esa labor no siente ese orgasmo físico y mental de hacer lo que realmente le gusta hacer. Hay quienes dicen que hay que amar lo que uno hace independientemente le agrade o no, lo cual considero lo más absurdo. Es como decirle a alguien que tiene que amar a otra persona así no se sienta atraída por ella en lo más mínimo y si por algún motivo lo hace, se convierte en una de las muchas formas de esclavitud y todos sabemos lo que significa ser esclavo de algo o de alguien.
En mi religión católica por ejemplo existe un precepto que dice “amaras al señor tu dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10:27). La pregunta es: ¿Realmente los seguidores de Cristo obedecemos ese mandato? No, por supuesto que no, ya que si lo obedeciéramos el mundo sería muy diferente. Y es que amar, lo que se dice amar, eso sí es cosa de machos y no de muchos. En mi libro “La Piedra Angular de la Sociedad” hablo sobre el respeto a todo y a todos ya que soy de las personas que piensa que si realmente nos amaramos, si realmente amaramos a ese ser especial que decimos que es nuestra pareja, a esa actividad que realizamos; la respetaríamos, algo que dista mucho de la realidad ya que en la mayoría de los casos no respetamos ese templo en el que habita Dios que es nuestro cuerpo al cual contaminamos física y mentalmente con cualquier cantidad de basura, no respetamos a nuestra pareja pues la infidelidad está no solo en nuestros actos sino en nuestros pensamientos y por supuesto no respetamos la actividad que realizamos; para la prueba un botón, los altos índices de corrupción que existen en la mayoría de los países del mundo.
Y es que mientras pensemos que el dinero lo hace todo, estaremos dispuestos a hacer todo por dinero, por lo tanto debemos reflexionar cuales son realmente nuestros principios y nuestros valores los cuales no son negociables. Recordemos que todo aquello que tiene valor no tiene precio por lo tanto el amor no tiene precio. Hay personas que no te aman a ti, aman lo que tú tienes o representas, y cuando cambian sus necesidades, así de fácil cambian su forma de amar.
Finalmente ¿A qué o a quien le va usted a hacer el amor hoy?