¿Cuál es tu modelo a seguir?, el de mi hijo por ejemplo era
uno de los profesores de su colegio hasta que escucho un dialogo que su
profesor sostenía con el sacerdote de su parroquia, palabras que cambiaron no
solo el excelente concepto que tenía de su maestro sino que hasta ese día quiso
estudiar en su colegio.
Infortunadamente para el muchacho la frase aquella que dice
que “no hay palabras mal dichas sino mal interpretadas” no se aplicaba ya que
no había lugar a interpretar nada ya que él las tomo literalmente. ¿Cuáles fueron esas palabras? El joven
escucho cuando su maestro le decía al sacerdote que aunque era un chico muy
inteligente, estaba perdiendo el año. Él joven
no comprendía como su maestro decía que era muy inteligente pero que
estaba perdiendo el año y la verdad sea dicha, tampoco nosotros como padres lo
entendíamos.
En resumidas cuentas hubo que retirar al muchacho del
colegio y el cambio de comportamiento de la noche a la mañana fue evidente. De
ser un joven malgeniado y estresado, comenzó a comportarse de una forma
tranquila y alegre; no volvió a quejarse de dolores de cabeza que muchas veces
le impedían ir al colegio y las frecuentes discusiones con su madre terminaron
casi por completo. La pregunta es, mientras el muchacho estaba estudiando ¿Qué estaba ocasionando un comportamiento tan
desagradable?
En mis tiempos, a la presión y acoso que ejercían los
profesores y demás estudiantes se le llamaba matoneo o que se la tenían a uno
montada, ahora se le llama “bullying”,
término que se ha generalizado y que es más común de lo que se cree. Sin
embargo el tema de hoy en mi blog no es ese, aunque debería serlo dada la
relevancia que tiene actualmente. De lo que quiero escribir es sobre “los
modelos a seguir”. Para mi hijo, su maestro era su modelo a seguir, lo admiraba,
lo respetaba y quería ser como él, sin embargo aquellas palabras, para el
maestro insignificantes, resultaron ser fatales y muy probablemente incidirían
en la vida del joven.
Tan importantes son los modelos a seguir, como escoger el
adecuado; aquel que de alguna forma será el referente, el guía, el norte, aquel
que sea coherente y consecuente con lo que dice y hace, aquel que realmente sea
un ejemplo para la sociedad. Infortunadamente encontrar esa persona es cada vez
más difícil en una sociedad polarizada y fanatizada por ideas políticas o
religiosas. ¿Qué debemos hacer entonces los padres de familia?
En nuestro caso, retiramos al muchacho del colegio, algo que deberíamos haber hecho mucho antes. Para la familia y amigos fue un acto de
franca irresponsabilidad ya que los comentarios no tardaron en presentarse.
Preguntas como ¿Qué sería del muchacho sin estudios? ¿Para qué serviría? ¿A que
se dedicaría? ¿Cómo sobreviviría en un mudo cada vez más tecnificado y
exigente? A esas y muchas otras preguntas que nos hacían no teníamos como
responderlas. Para nosotros lo más importante era que nuestro hijo fuera feliz,
que aprendiera un arte u oficio con el cual él se identificara y no que
estudiara o memorizara cosas que él podía consultar fácilmente en Internet.
El profesor Jurguen Klaric, en su documental del año 2017
“Un crimen llamado educación” reafirma lo dicho en el documental argentino del
año 2012 “La Educación Prohibida” en los
cuales se afirma que el sistema educativo que actualmente se aplica en la
mayoría de los países del mundo tiene un rezago de más de trescientos años ya
que en pleno siglo veintiuno seguimos capacitando a nuestros jóvenes como se
hacía en el siglo dieciocho donde las necesidades eran diferentes. Al respecto
una canción bien interesante es la publicada en 1979 por la banda británica
Pink Floyd, the Wall (el muro).
Finalmente siempre he pensado que hay maestros de maestros,
unos que llegan a la docencia por vocación y otros por obligación porque no
encuentran nada más que hacer. ¿Cual es el resultado que generan estos últimos? Cárceles llenas de seres humanos bien
capacitados pero mal educados y cementerios llenos de humanos que murieron
antes de tiempo asesinados por otros que mínimo aprendieron a leer y a escribir
pero nada de principios y valores.
Ahora bien, en este articulo no quiero culpar a los docentes
ya que también ellos han sido adoctrinados por un sistema educativo obsoleto y
simplemente se limitan a reproducir lo que han grabado en sus mentes a fuerza de
sudor y lagrimas bajo la premisa de que la “letra con sangre entra” y
obviamente lo que se siembra, eso se cosecha.
No sé cuál será el futuro de mi hijo y el de los millones de
jóvenes que como él diariamente deben asistir a las academias a recibir una educación
que dista mucho de serlo y la que necesitan las próximas generaciones. Bien
decía el científico Albert Einstein “es de tontos esperar resultados diferentes
y seguir haciendo lo mismo”. ¿Hasta cuándo lo seguiremos haciendo?, no lo sé,
lo que si se es que haré todo lo posible para que mi hijo sea feliz.
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