jueves, 14 de junio de 2018

Modelos a seguir


¿Cuál es tu modelo a seguir?, el de mi hijo por ejemplo era uno de los profesores de su colegio hasta que escucho un dialogo que su profesor sostenía con el sacerdote de su parroquia, palabras que cambiaron no solo el excelente concepto que tenía de su maestro sino que hasta ese día quiso estudiar en su colegio.

Infortunadamente para el muchacho la frase aquella que dice que “no hay palabras mal dichas sino mal interpretadas” no se aplicaba ya que no había lugar a interpretar nada ya que él las tomo literalmente.  ¿Cuáles fueron esas palabras? El joven escucho cuando su maestro le decía al sacerdote que aunque era un chico muy inteligente, estaba perdiendo el año. Él joven  no comprendía como su maestro decía que era muy inteligente pero que estaba perdiendo el año y la verdad sea dicha, tampoco nosotros como padres lo entendíamos.

En resumidas cuentas hubo que retirar al muchacho del colegio y el cambio de comportamiento de la noche a la mañana fue evidente. De ser un joven malgeniado y estresado, comenzó a comportarse de una forma tranquila y alegre; no volvió a quejarse de dolores de cabeza que muchas veces le impedían ir al colegio y las frecuentes discusiones con su madre terminaron casi por completo. La pregunta es, mientras el muchacho estaba estudiando  ¿Qué estaba ocasionando un comportamiento tan desagradable?

En mis tiempos, a la presión y acoso que ejercían los profesores y demás estudiantes se le llamaba matoneo o que se la tenían a uno montada, ahora se le llama  “bullying”, término que se ha generalizado y que es más común de lo que se cree. Sin embargo el tema de hoy en mi blog no es ese, aunque debería serlo dada la relevancia que tiene actualmente. De lo que quiero escribir es sobre “los modelos a seguir”. Para mi hijo, su maestro era su modelo a seguir, lo admiraba, lo respetaba y quería ser como él, sin embargo aquellas palabras, para el maestro insignificantes, resultaron ser fatales y muy probablemente incidirían en la vida del joven.

Tan importantes son los modelos a seguir, como escoger el adecuado; aquel que de alguna forma será el referente, el guía, el norte, aquel que sea coherente y consecuente con lo que dice y hace, aquel que realmente sea un ejemplo para la sociedad. Infortunadamente encontrar esa persona es cada vez más difícil en una sociedad polarizada y fanatizada por ideas políticas o religiosas. ¿Qué debemos hacer entonces los padres de familia?

En nuestro caso, retiramos al muchacho del colegio, algo que deberíamos haber hecho mucho antes. Para la familia y amigos fue un acto de franca irresponsabilidad ya que los comentarios no tardaron en presentarse. Preguntas como ¿Qué sería del muchacho sin estudios? ¿Para qué serviría? ¿A que se dedicaría? ¿Cómo sobreviviría en un mudo cada vez más tecnificado y exigente? A esas y muchas otras preguntas que nos hacían no teníamos como responderlas. Para nosotros lo más importante era que nuestro hijo fuera feliz, que aprendiera un arte u oficio con el cual él se identificara y no que estudiara o memorizara cosas que él podía consultar fácilmente en Internet.

El profesor Jurguen Klaric, en su documental del año 2017 “Un crimen llamado educación” reafirma lo dicho en el documental argentino del año 2012 “La Educación Prohibida en los cuales se afirma que el sistema educativo que actualmente se aplica en la mayoría de los países del mundo tiene un rezago de más de trescientos años ya que en pleno siglo veintiuno seguimos capacitando a nuestros jóvenes como se hacía en el siglo dieciocho donde las necesidades eran diferentes. Al respecto una canción bien interesante es la publicada en 1979 por la banda británica Pink Floyd, the Wall (el muro).

Finalmente siempre he pensado que hay maestros de maestros, unos que llegan a la docencia por vocación y otros por obligación porque no encuentran nada más que hacer.  ¿Cual es el resultado que generan estos últimos? Cárceles llenas de seres humanos bien capacitados pero mal educados y cementerios llenos de humanos que murieron antes de tiempo asesinados por otros que mínimo aprendieron a leer y a escribir pero nada de principios y valores.

Ahora bien, en este articulo no quiero culpar a los docentes ya que también ellos han sido adoctrinados por un sistema educativo obsoleto y simplemente se limitan a reproducir lo que han grabado en sus mentes a fuerza de sudor y lagrimas bajo la premisa de que la “letra con sangre entra” y obviamente lo que se siembra, eso se cosecha.

No sé cuál será el futuro de mi hijo y el de los millones de jóvenes que como él diariamente deben asistir a las academias a recibir una educación que dista mucho de serlo y la que necesitan las próximas generaciones. Bien decía el científico Albert Einstein “es de tontos esperar resultados diferentes y seguir haciendo lo mismo”. ¿Hasta cuándo lo seguiremos haciendo?, no lo sé, lo que si se es que haré todo lo posible para que mi hijo sea feliz.