viernes, 22 de noviembre de 2019

El que siembra vientos, recoge tempestades.


Recientemente me llego un video clip aparentemente intrascendente, sin embargo, después de analizarlo detenidamente me di cuenta que el bullying o matoneo no solo lo sufren nuestros hijos por parte de sus compañeros en las academias o en la suciedad, perdón, en la sociedad en general, sino de nosotros como padres de familia, yo el primero cuando presionaba a mis hijos desde la más tierna edad a que rindieran en la escuela, en el colegio y en la universidad bajo la consigna que la responsabilidad de ellos era sacar buenas calificaciones y la de nosotros como padres suministrarles todo lo que necesitaran mientras comenzaban a laborar.

Por lo tanto, lo que expresa el niño en el vídeo me es muy familiar, ya que mis hijos manifestaban lo mismo cada que les exigía rendimiento académico. Afortunadamente para mí y solo por la voluntad de Dios, mis hijos, no tomaron represalias ni contra nosotros como padres, ni contra la sociedad y se comportan relativamente bien.

La pregunta es ¿Qué pasa con los niños a los cuales se les exige que sean los mejores y no son recompensados con altas dosis de amor? Las cárceles del mundo nos dan la respuesta, donde la gran mayoría de los reclusos, mínimo saben leer y escribir y un alto porcentaje han terminado sus estudios universitarios, por lo tanto, las academias los han capacitado muy bien pero nosotros comopadres no los educamos.

¿Qué puede pensar un niño cuando, como dice el del vídeo, hace todo lo posible por ser el mejor pero nosotros como padres no reconocemos sus esfuerzos? Dirá usted amable lector que a los niños hay que enseñarles disciplina, a ser responsables, a cumplir con sus deberes, a que deben estudiar, etc. etc. Porqué si no estudian, ¿entonces que va hacer en su futuro? Todo eso está muy bien porque como decían nuestros padres “la letra con sangre entra” y me atrevería a decir que no solo entra sino que genera más sangre.

La impotencia y el resentimiento con que crecen esos niños, si es que logran crecer, ya que el suicidio entre niños y adolescentes en algunos países se ha convertido en un problema de salud pública, genera cualquier cantidad de dificultades de drogadicción, alcoholismo y violencia en todas sus manifestaciones.

Para los padres de familia que defienden esa férrea disciplina, les sugiero ver en YouTube el documental Un crimen llamado educación. Allí se darán cuenta que estamos vivos de milagro y que el futuro de la humanidad es bien incierto porque como decía el científico Albert Einstein “es de tontos esperar resultados diferentes y continuar haciendo lo mismo”

Para los padres de familia que aún tienen sus hijos pequeños e incluso a los que aún no los tienen pero que planean tenerlos, les cuento que “lo único seguro, es que no hay nada seguro”. El estudio no siempre da como resultado personas exitosas y si muchas veces infelices. Conozco personalmente personas que difícilmente saben leer y escribir y son muy exitosas a nivel económico y familiar.

Finalmente, la pregunta es ¿Por qué le amargamos la vida a nuestros hijos desde la más tierna edad exigiéndoles cosas que tal vez no estén en capacidad de dar? Hasta donde sé, los ocho mil millones de homo sapiens (hombre sabio) que viven en este minúsculo planeta llamado tierra, pensamos y actuamos de forma diferente, por lo tanto, lo más probable es que muchos aprendamos de forma diferente, sin embargo nos capacitan a todos por igual, por lo tanto los resultados necesariamente seguirán siendo iguales.

Pero bueno, nada de nervios, por las redes sociales continuaran circulando vídeos como este, al cual pocas veces les damos la importancia que tienen y estoy seguro que a muchos les parecerá muy curioso y hasta cómico pero que si se analiza cada una de las palabras del niño y de la madre se darán cuenta que el niño tiene toda la razón así los pedagogos digan lo contrario.


lunes, 29 de julio de 2019

La venganza del Cliente.


Existen tres variables fundamentales para competir en un mercado cada vez más globalizado y tecnificado: La calidad, el precio y el servicio. Sin embargo, me atrevería a asegurar que, de las tres variables, la más importante es el servicio al cliente ya que se supone que nadie va a sacar al mercado un producto o servicio de mala calidad y con un precio que no sea el justo, claro que casos se ven, donde existen productos y servicios de dudosa procedencia y calidad y con precios que no son los adecuados.

Pero bueno, supongamos que tenemos productos y servicios de buena calidad y a precios justos; nos queda entonces el servicio al cliente, el cual es la llave maestra para triunfar a nivel personal, social, profesional y empresarial. Curiosamente, aunque se sabe que esta es la principal herramienta para competir en un mercado cada vez más exigente, no siempre se aplica ya que se continúa tratando al cliente como alguien que importuna con su presencia o en el peor de los casos, se califica a los clientes como clientes de primera o de segunda categoría o se prejuzgan ya sea por su apariencia, vestimenta, etc.

¿Sabía usted amable lector que cada vez son menos los clientes que se quejan? Ello se debe a que ahora lo que hacen los clientes es utilizar la poderosa herramienta de la Internet. Cuando el cliente no es bien atendido o el producto o servicio no cubre sus expectativas, de inmediato lo comenta con los contactos que tiene en WhatsApp o en las redes sociales y a su vez estos hacen lo mismo, de tal forma que el mensaje se viraliza y en pocos minutos miles de personas están enteradas de tal situación, es literalmente, la venganza del cliente.

Ahora no hay una segunda oportunidad de brindar un servicio de excelencia y mucho menos de tratar de enmendar el error ya que todo se hace en tiempo real. En el mismo instante que el cliente está siendo mal atendido puede estar comentando con sus contactos lo que le está sucediendo y por lo general es lo negativo ya que pocas veces se viraliza lo positivo.

La pregunta es, si los empresarios saben esto, ¿Por qué es tan común continuar viendo personas para las cuales es más importante lo que están haciendo en el celular o en el computador que prestarle toda la atención al cliente?

Afortunadamente se está tomando conciencia de esto y en algunos lugares se instalan inhibidores que bloquean la señal para que tanto los empleados como los clientes no puedan utilizar el teléfono celular, el cual se ha convertido en una verdadera amenaza para el correcto funcionamiento de las empresas, causándole cuantiosas pérdidas económicas.

¿Cómo contrarrestar la adicción a los computadores y celulares? Solo hay una forma, con capacitación constante. Infortunadamente, como todo tratamiento de adicciones, el proceso es lento y los resultados son a mediano y largo plazo. Algo que no se debe hacer es prohibir el uso de la tecnología, ya que todo lo prohibido es apetecido y como lo escribí en un blog anterior, evitar el uso de celulares o computadores es querer tapar el sol con un dedo.

Cualquiera sea su actividad o profesión, le sugiero encarecidamente que le preste la mayor atención al servicio al cliente ya que éste es el que paga TODOS sus gastos e inversiones. Evalúe entonces quien es su cliente, comenzando por usted mismo y responda la pregunta del millón ¿Se está y está prestando un servicio de excelencia? De su respuesta depende su triunfo o su fracaso.




sábado, 22 de junio de 2019

Hijos de la violencia.



A raíz de la pirateada de todos mis libros, los cuales se pueden bajar completamente gratis con solo ingresar mi nombre a su majestad Google, ya que varias páginas los ofrecen gratis para obtener bases de datos. Curiosamente se han incrementado la cantidad de mensajes que me llegan a mi correo electrónico haciendo cualquier cantidad de preguntas, sugerencias y por supuesto críticas, las cuales nunca faltan.

Recientemente recibí un mensaje con una transcripción literal de uno de mis libros, concretamente del titulado “Estamos bien capacitados pero mal educados” donde manifiesto que casi todos las personas que hay en las cárceles mínimo saben leer y escribir y muchos de ellos han cursado estudios en prestigiosas academias, lo cual es una muestra evidente que los sistemas educativos tienen serias fallas.

Una frase atribuida al sabio Voltaire dice que “quien piensa que el dinero lo hace todo, termina haciendo todo por dinero”.  Mis padres por ejemplo durante toda su vida fueron campesinos y como decían ellos, padecieron una “pobreza franciscana”, queriendo decir que muchas veces cenábamos pero no sabíamos que iríamos a desayunar al día siguiente, situación que vive en pleno siglo XXI gran parte de la población mundial donde aún se muere de física hambre. 

Lo curioso de todo es que, según las estadísticas, más del 50% de los alimentos que se producen en el planeta se desperdician. ¡Increíble pero cierto! Gente que muere de hambre y la comida desperdiciándose. Ya que preferimos botarla que regalarla. Otra muestra más que estamos bien capacidades pero mal educados.  Y es que una cosa es la educación, cuya piedra angular son los principios y los valores que se adquieren en el hogar y otra la capacitación que nos ofrecen las academias. Y es que desde la más tierna edad, incluso desde antes de nacer, nuestros cerebros están siendo bombardeados con cualquier cantidad de información de todos los medios masivos de comunicación, de nuestros padres y de la suciedad, perdón, de la sociedad en general.

Recientemente leía un artículo donde un prestigioso pediatra afirmaba que los bebes recién nacidos pueden sufrir de estrés, de ahí que muchos sean muy sensibles a los más mínimos ruidos, los cuales les ocasionan serias molestias. Lo curioso es que dejan de llorar cuando escuchan el programa de televisión o la música que acostumbraba ver u oír la mamá cuando estaba embarazada y lo que es más triste aun, muchas veces guardan silencio cuando escuchan discutir a sus padres como si temieran que les hicieran daño. La pregunta es ¿Cómo es que un bebe de escasas horas de haber nacido reacciona positiva o negativamente a estímulos que él en su corta vida aún no ha escuchado directamente?

Claro que el pediatra descubrió el agua tibia ya que desde siempre se ha sabido que los bebes escuchan todo desde que están en el vientre de la madre, comenzando por la voz de ella y por los demás integrantes de su familia. De tal forma que si la información que les ha llegado ha sido negativa, no se puede esperar que a medida que van creciendo su forma de pensar y de actuar sea positiva ya que siempre ha estado rodeado de violencia, donde los principios y valores brillan por su ausencia. ¿El resultado? Cárceles atestadas de delincuentes y criminales y cementerios llenos de seres humanos que murieron en manos de personas que habían pasado muchos años en las academias estudiando.  Eso sin contar los delincuentes de cuello blanco que, gracias a su excelente capacitación o a las fortunas que han ganado de forma no muy santa, evaden la justicia de forma tan fácil que muchos niños, jóvenes y adultos piensan que el delito si paga y que todo ser humano tiene un precio, solo que falta averiguar cuál es.

Desde siempre ha existido la delincuencia, es más, me atrevería a asegurar que la mayoría de los seres humanos somos hijos de la violencia en alguna de sus manifestaciones y como nos hemos acostumbrado tanto a ella, vemos inmutables por ejemplo las más dantescas escenas en la televisión mientras estamos consumiendo algún alimento y es como si estuviéramos viendo una de las películas en la cual, entre más muertos y desastres haya, mucho mejor. Sin embargo no es una película, es la más cruda realidad, una realidad a la que nos hemos acostumbrado y por la que no hacemos absolutamente nada para cambiar, por la sencilla razón que estamos física y mentalmente contaminados de esa violencia, la cual hace parte de nuestra vida diaria y se convierte en una especie de droga alucinógena que necesitamos para seguir viviendo o mejor, sobreviviendo.

Volviendo al cuento de mis padres, aun viviendo la más extrema pobreza económica, nunca se unieron a grupos delincuenciales, guerrilleros o mafiosos. Claro que eso tiene una explicación, ellos no cursaron estudios en prestigiosas academias y solo fueron a una humilde y olvidada escuela campesina para aprender a leer y a escribir por máximo dos años y para llegar a esa escuelita debían caminar por varias horas debiendo sortear cualquier cantidad de obstáculos naturales como ríos, quebradas, montañas y por verdaderas trochas. ¿El resultado? Nos enseñaron principios, valores y lo que es más importante, nos dieron ejemplo.

Lo invito pues amable lector a pensar ¿qué estaría dispuesto a hacer solo por dinero? O peor aún, ¿qué está haciendo solo por dinero? ya que el solo pensar que debe ir a trabajar le produce bastante malestar. Recuerde que “Cuando no nos valoramos, alguien nos pone precio” y terminamos haciendo cualquier cosa a cambio de una cantidad de dinero que la mayoría de las veces no es proporcional al trabajo que realizamos, lo cual tarde que temprano genera más violencia.




sábado, 15 de junio de 2019

Maestro o instructor.



En total hasta el momento he recibido 73 comentarios sobre mi blog de la semana pasada sobre el “Oscurantismo Tecnológico”, quisiera compartirlos todos con ustedes, la gran mayoría muy positivos y que están de acuerdo con el artículo.

Sin embargo, quiero trascribir el comentario del profesor Jorge Rivas, docente de la ciudad de Bogotá, Colombia, quien manifiesta lo siguiente “Muy interesante su blog sobre tecnología señor Restrepo, pero quisiera verlo a usted frente a un grupo de 42 adolescentes y varios de ellos chateando mientras yo trato de dictarles una clase de matemáticas. Con todo respeto señor Restrepo, pero pienso que escribir es muy fácil, otra cosa es lidiar con los jóvenes de ahora que piensan que saben más que sus profesores”

No debe ser fácil profesor Jorge “lidiar” con jóvenes adolescentes y más con grupos antipedagógicos de 42 estudiantes. Si difícilmente se puede atender a uno ¿Qué diremos de tratar de controlar a 42? Pero bueno, esa es la situación de nuestro amado país Colombia, donde el modelo educativo deja mucho que desear y me atrevería a decir que, de la mayoría de los países del mundo, de ahí que los resultados saltan a la vista. Cárceles atiborradas de delincuentes, la mayoría de los cuales mínimo saben leer y escribir y muchos de ellos hasta han salido de las más prestigiosas universidades.

Una frase atribuida al científico Albert Einstein dice que “es de tontos esperar resultados diferentes y continuar haciendo lo mismo”. Es un hecho que los sistemas educativos de la mayoría de los países del mundo están desactualizados por no decir que obsoletos. Pero bueno, mientras la capacitación sea un excelente negocio, difícilmente van a cambiar porque prima el bien particular que el bien común.

Ahora si permítame profesor Jorge responder a su comentario y con él, varios otros que me hicieron, palabras más palabras menos expresando inconformidad con mi artículo, los cuales agradezco.

También yo fui docente por varios años cuando era un poco más joven. Claro que en ese tiempo no teníamos las dificultades que tienen ustedes los docentes actuales con la tecnología y particularmente con los teléfonos celulares. Sin embargo, los muchachos siempre han sido inquietos y han tenido cualquier cantidad de pretextos o distractores para no atender a clase. Así es profe, que nada de nervios y por favor continúe en su loable labor de tratar que sus estudiantes aprendan algo de lo que usted enseña.

Una cosa es ser maestro y otra muy diferente ser instructor, maestro es aquel que llueva, truene o relampaguee, está compartiendo con sus estudiantes lo poco o lo mucho que sabe y los ve a ellos como si fueran sus hijos, dos películas que especialmente recomiendo a los docentes cuando les dicto mis conferencias son, el profe, de Mario Moreno Cantinflas y la película india Taare Zameen Par. En ellas se puede apreciar lo que es un verdadero maestro.

Instructor en cambio es aquel que llego a la docencia por carambola, porque no encontró más que hacer o porque no encontró trabajo haciendo otra cosa y ve a sus estudiantes como una carga, como un karma, como personas que representan para ellos una fuente de ingresos y el día que no les llega el pago a tiempo simplemente suspenden labores y que cada cual se defienda como pueda. Infortunadamente las instituciones educativas de todos los niveles están llenas de instructores y de muy pocos maestros.

Tal y como lo exprese en mi artículo anterior, en vez de los docentes estar peleando con los muchachos para que no utilicen los celulares, enséñenles a utilizarlos adecuadamente y en cuanto a que los muchachos se creen saber más que los profesores, es lo más probable ya que los jóvenes actualmente cuentan con la información en tiempo real, más se demora un científico en patentar un invento que los muchachos saber de qué se trata, como funciona y como mejorarlo.

Cada día algunos títulos académicos como son los que tienen que ver con las TIC son menos importantes, como lo expresaba en un artículo anterior, hay niños y adolescentes que le dan cátedra de tecnología a adultos que salen de las más prestigiosas universidades a buscar empleo cuando estos muchachos, en vez de buscar empleo, lo están generando. De ahí que las grandes multinacionales ya no les interesa tanto contratar a profesionales con cualquier cantidad de títulos universitarios. Esas empresas están contratando personal que demuestre lo que saben hacer con lo que saben hacer.

Así es profesor Jorge y todos los demás docentes que me escribieron, que les sugiero que, en vez de seguir dictando clase como se hacía hace doscientos o trescientos años, se conviertan en acompañantes, en coordinadores, en facilitadores, permitiendo que sus estudiantes utilicen al máximo esos bichos llamados celulares o computadores para investigar y estudiar en tiempo real lo que ellos van a necesitar en el futuro inmediato o en las profesiones u oficios que quieren desempeñar. Recuerden lo que decía el humanista neerlandés Erasmo de Rotterdam “Es de tontos aprender, lo que luego hay que olvidar”.


  

domingo, 9 de junio de 2019

Oscurantismo tecnológico.

Se dice que "las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra.


Hace poco estaba dictando una conferencia para los padres de familia y para los docentes de un prestigioso colegio de la ciudad de Medellín y pude notar que, mientras yo hablaba, la gran mayoría de los padres de familia estaban concentrados en lo que les estaba diciendo, sin embargo, casi todos los docentes que estaban presentes, los cuales se habían situado en la parte de atrás del escenario, estaban concentrados en sus teléfonos celulares.

Infortunadamente esta situación es más común de lo que se cree, ya que la adicción al teléfono celular se ha convertido en una verdadera epidemia que solo se puede controlar con educación y mucha capacitación ya que la tecnología llego para quedarse y perpetuarse. El problema no son los teléfonos celulares, los computadores o la tecnología en sí, sino la forma como la utilizamos.

Actualmente se plantea en muchos países, incluido mi país Colombia, la prohibición de los celulares en las aulas de clase, razón por la cual fui invitado recientemente a un foro sobre tecnología ya que soy un defensor de ella. El cuestionamiento era si se debían prohibir los celulares en las aulas, les dije a los presentes, radioescuchas y televidentes que era como querer tapar el sol con un dedo. Que, en vez de prohibir el uso de celulares en las aulas de clase, se debía incentivar su utilización, lo cual genero una abrupta respuesta por parte de algunos docentes que estaban presentes ya que, según ellos, los teléfonos celulares no dejaban dictar clase ya que los muchachos por estar chateando, no prestaban atención a los docentes.

Con lo cual estuve completamente de acuerdo pues nada hay más desagradable que estar uno hablando con alguien y esa persona esté más interesada en su celular que en uno. Sin embargo, refute la inquietud de los docentes manifestando que, en vez de prohibir los celulares en las aulas, lo que se debía hacer es enseñar a los niños, jóvenes e incluso adultos a utilizarlos y lo que es más importante, a tener respeto por todo y por todos, siendo esta la piedra angular de la sociedad.

Más temprano que tarde los computadores, las tabletas y los celulares, cada vez más sofisticados, van a reemplazar los libros y los cuadernos para tomar notas ya que el estudiante podrá grabar directamente en ellos lo que dice el profesor y luego ver el vídeo o escuchar el audio para repasar la clase. Dirá usted amable lector que entonces a los jóvenes se les va olvidar leer. Esa pregunta sería buena hacérsela a autores como J.K Rowiling, la escritora de la saga de Harry Potter, donde los seguidores de ella hacían fila por días enteros para ser los primeros en comprar sus libros.

Como escritor, estoy convencido que, si uno es bueno en lo que hace, tendrá seguidores, tendrá lectores. Es tarea de los docentes es incentivar y motivar a sus estudiantes a la lectura de buenos libros. Teniendo en cuenta que la sabiduría esta en ellos. Ahora bien, lo que debemos tener en presente es que, gracias a la tecnología, ahora tenemos acceso a las más grandes obras maestras de la literatura por medio de los celulares.

Es menester que los sistemas educativos se modernicen, se actualicen ya que la mayoría están seriamente desactualizados y se continúa instruyendo a las futuras generaciones de la misma forma como se hacía hace doscientos o trescientos años cuando las necesidades eran otras.

El rol del maestro ha pasado de enseñar a coordinar, a ser un facilitador, un orientador, un guía. De ahí que es necesario que sean ellos los primeros en adoptar y adaptar la tecnología a las nuevas necesidades de un mundo en constante evolución y cambio. De ahí la importancia de permitir a los niños, jóvenes y adultos a que utilicen masivamente la tecnología en vez de tratar de ocultarla o prohibirla, lo cual nos llevaría nuevamente a la época del oscurantismo, en este caso el oscurantismo tecnológico, y sus nefastos resultados.

Recordemos que los hechos dicen más que las palabras y la realidad es que, querámoslo o no aceptar, debemos admitir que no es con medicinas o prohibiciones que vamos a curar la adicción a los celulares, sino con mucha educación y capacitación desde la más tierna edad de cómo, cuando, donde, por que y para que se deben utilizar.

La pregunta es ¿Estamos los padres de familia y maestros lo suficientemente educados en principios y valores y capacitados en la correcta utilización de esa tecnología?





sábado, 1 de junio de 2019

El siguiente nivel.


Hace algunos días mi gran amigo el profesor Juan Carlos Yépez, hizo en su cuenta de Facebook una pregunta bien interesante y era algo así como ¿Que hacer para que las empresas pasaran al siguiente nivel? Le hice un comentario a su mensaje diciendo que la mejor forma era que todos los integrantes de la empresa fueran humanos, tan solo humanos, tan sencillo como eso, pero tan difícil como eso.

Me refería a que la mayoría de las veces realizamos nuestras actividades por inercia, en forma automática. Literalmente nos conectamos a nuestras herramientas de trabajo y realizamos nuestras labores sin tomar plena conciencia de lo que estamos haciendo y como las estamos haciendo. Dicho de otra forma, no nos evaluamos a nosotros mismos y por lo general son otras personas las que nos evalúan, las que nos dicen si lo que estamos haciendo lo hacemos bien o mal.

Y así pasan las horas, los días, las semanas, los meses y los años y somos como ratones en un molinete, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, esperando que llegue el fin de semana para “cambiar” un poco la rutina. La pregunta es ¿hasta cuándo? 

Curiosamente sabemos la respuesta, pero no nos atrevemos a contestarla por físico miedo a tomar decisiones que pondrían en riesgo nuestra “estabilidad” económica y emocional.
Nada hay más perjudicial para una empresa que tener zombis como empleados. Seres humanos que se convierten en máquinas y que por lo tanto no piensan, no razonan, no son conscientes de la importancia de la labor que realizan y al no ser conscientes de la importancia que tiene para la empresa la labor que realizan, no hacen nada para mejorarla, por lo tanto, la empresa no pasa al siguiente nivel.

Es necesario entonces que las personas que laboran en una empresa se comporten como seres humanos, seres emocionales, seres pensantes y actuantes pues en la medida que lo hagan van a interactuar, van a relacionarse mejor con los clientes internos y externos de la empresa y lo que es más importante, van a ser más felices.

Se solía decir que los problemas de la casa se dejan en la casa e igualmente que los problemas del trabajo se dejan en el trabajo. Algo desde todo punto de vista ilógico ya que un problema es como un dolor, a donde quiera que uno vaya lo siente. Es imposible desligar la parte personal con la parte profesional o laboral. Las dificultades que se presentan en nuestra vida, independientemente de donde se presentan nos afectan y por ende afectan nuestro entorno, nuestro rendimiento.

No en vano las grandes empresas están invirtiendo cada vez más en mejorar la calidad de vida de sus colaboradores ofreciéndoles mayores comodidades para realizar sus labores, lo cual no es nada altruista, sino que es simple y llanamente un excelente negocio, ya que una persona feliz rinde mucho más, lo cual redunda en las utilidades y en el crecimiento de la empresa, por lo tanto, las personas felices hacen que las empresas pasen a un siguiente nivel.

Permítanme entonces con todo respeto amable lector hacerle la pregunta del millón ¿es usted feliz en la actividad que realiza? Si la respuesta es positiva, ¡Felicitaciones!, si no lo es, es el momento que tome la decisión de ponerse en acción. Recuerde que en la vida lo único seguro es que no hay nada seguro. Esa labor que desempeña y que aparentemente le está dando una estabilidad económica pero que lo hace infeliz, simplemente lo que está haciendo es restándole tiempo y calidad de vida.

Los “TENGO QUE”, es lo que más lleva a la gente a los hospitales y a los cementerios. Lo único que usted TIENE que ser, es ser feliz y hacer feliz a los que lo rodean, de esta forma tanto usted como su empresa pasará al siguiente nivel.



domingo, 5 de mayo de 2019

Lo bueno, lo malo y lo feo del ser humano.


Un adagio popular dice que “caras vemos, corazones no sabemos”. Todo ser humano, independientemente de su raza, credo, nacionalidad o sus costumbres, tiene una forma de pensar y de actuar que no siempre es coherente y consecuente con su forma de pensar y de actuar o como decía el poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) “Actuar es fácil, pensar es difícil, actuar según se piensa es aún más difícil”. Se podría decir que la forma de actuar y de pensar de todo ser humano es circunstancial. Dependiendo de su entorno, de la forma como haya sido criado hasta del clima, es su forma de pensar y de actuar.

Sin embargo, como lo afirmara el escritor, filósofo, músico, botánico y naturalista franco-helvético Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) “El hombre nace bueno pero la sociedad lo corrompe”. Sin embargo, supongamos por un momento que no tuviéramos contacto con una suciedad, perdón sociedad, que nos corrompiera. ¿Qué sería de la raza humana? Seriamos un modelo a seguir ¿Verdad? La pregunta entonces es, si sabemos eso ¿Por qué no lo practicamos y en vez de eso nos empecinamos de contaminar no solo al planeta sino a los nuevos integrantes de la sociedad? Definitivamente algo malo debemos tener. Algo no funciona bien en nosotros. Sin embargo aquí no quiero pontificar o dar cátedra sobre nuestra forma de pensar y de actuar. Lo único que pretendo es que, pese a lo difícil de la situación, es indudable que algo bueno debemos tener.

Pienso que si queremos que las civilizaciones futuras no nos vean como nosotros solemos ver a nuestros antepasados como personas que aún no comprendemos como pudieron sobrevivir en tan precarias situaciones. Debemos necesariamente que cambiar la actitud bélica que al parecer está en nuestro ADN, cosa que dudo ya que, de acuerdo con lo expresado por Rousseau, si lográramos “aislar” a un grupo de humanos para que no tuviera contacto con otros ya “contaminados por la violencia”, es muy probable que fueran seres pacíficos. Cualquiera sea el proceso que se lleve a cabo para mejorar ese comportamiento bélico, pienso que debemos comenzar por cambiar los modelos de capacitación que le estamos dando a nuestros hijos con el fin que las futuras generaciones sean más educadas. 

Es un hecho que “estamos bien capacitados pero mal educados”. Para la muestra un botón, durante miles de años nos hemos matado unos a otros, poniendo en riesgo no solo el futuro de la humanidad sino del planeta mismo. Ahora bien, estoy seguro que usted amable lector le estará dando cualquier cantidad de explicaciones a un comportamiento que miles de psicólogos a través de la historia han tratado de dar. Particularmente y desde mi ignorancia en temas tan profundos como el comportamiento humano pienso que mucha parte de la culpa de nuestro comportamiento se debe a la forma como alimentamos nuestros cuerpos y nuestras mentes. 

Es un hecho que si nada cambia, nada cambia. Hasta tanto no cambiemos radicalmente el sistema educativo, nuestra forma de alimentarnos física y mentalmente, difícilmente cambiara nuestro comportamiento.

www.uvirtual.co

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martes, 16 de abril de 2019

El síndrome de los ojos azules


Hace algún tiempo fui contactado por el gerente de una prestigiosa empresa de mi ciudad para que dictara una conferencia sobre emprendimiento. Según me dijo telefónicamente se había dado cuenta de mí, gracias a la recomendación de un amigo suyo, sin embargo debía ir a hablar con él antes, citándome para una semana después.

El día señalado fui a la empresa donde debía dar la conferencia, luego de tenerlo que esperar por casi una hora me permitieron pasar a su oficina. Sentado detrás de un amplio escritorio de madera finamente tallada, se encontraba un hombre ya entrado en años el cual al verme entrar me miro de arriba abajo. Con el ceño algo fruncido me indico una silla para que tomara asiento mientras él se acomodaba mejor en el suyo sin permitirme estrechar su mano. El dialogo, más o menos fue el siguiente...

- Buenas tardes señor... - saludé.

- De modo que usted es el famoso escritor Onofre Restrepo.

Me interrumpió mientras arqueaba una de sus cejas. Sus palabras sonaron con un dejo de ironía y de sarcasmo.

- Pues la verdad no sé qué tan famoso sea, pero efectivamente ese es mi nombre, usted dirá en que le puedo servir – manifesté sonriendo.

Continuaba mirándome escrutadoramente. 

- Un gran amigo me hablo muy bien de usted y me sugirió que lo invitara a dar una de sus conferencias en mi empresa. Aunque la persona que lo recomendó goza de mi total confianza y credibilidad, me gustaría saber un poco más de usted. Estuve indagando en Internet y pude verificar que tiene varios libros publicados, todos ellos con títulos muy sugestivos, sin embargo me gustaría saber que estudios ha realizado que respalden lo que ha escrito y por supuesto lo que dice en sus conferencias. Debe saber que mi empresa es muy importante para mí y he logrado consolidarla y posicionarla como la mejor en su ramo a nivel nacional y una de las mejores a nivel internacional.
Mantenemos altos estándares de calidad y una rigurosa selección del personal, por lo tanto me gusta saber sobre las personas que van a interactuar con mi gente ya que hemos tenido infortunadas experiencias con conferenciantes que más parecieran ser encantadores de serpientes. De ahí que considero que, no porque usted haya escrito muchos libros tiene mi aprobación para que pueda dirigirse a mis empleados. Es por eso que lo cite a mi oficina para saber un poco más de usted. Por ejemplo, dígame señor Restrepo, qué estudios ha realizado y en que universidades los ha hecho ya que en Internet no aparece nada al respecto.

- Totalmente de acuerdo con usted señor – manifesté – como dice el refrán, de todo se ve en la viña del señor. En mi profesión de escritor y conferenciante, como en todas las profesiones, existen personas que no actúan con profesionalismo. No me gusta hablar mucho de mí, pienso que los hechos dicen más que las palabras y como se puede leer en las sagradas escrituras, por sus frutos los conoceréis. Lo que soy y quien soy está reflejado en mis libros, los cuales he escrito basado en mis experiencias, procurando siempre llevar un mensaje de mejora continua a mis lectores pues soy de las personas que piensa que, independientemente sea nuestra situación, siempre es posible mejorar. En cuanto a mis estudios...

En ese momento fui interrumpido por una llamada telefónica que le ingreso a su celular. Haciéndome una seña de que esperara, contesto la llamada la cual se prolongó por varios minutos. Al parecer hablaba con alguien muy conocido ya que constantemente reía con sonoras carcajadas. Se había puesto de pie y miraba a través de los grandes ventanales de la oficina dándome la espalda e ignorando por completo mi presencia. Resignado, comencé a deambular por la amplia oficina mientras el hombre continuaba hablando animadamente por su teléfono celular. Con curiosidad comencé a leer todos los certificados y diplomas que había colgados en las paredes, cuál de todos más importante. El hombre había estudiado varias carreras profesionales y tenía varias especializaciones, sin contar la cantidad de diplomados, cursos, maestrías, doctorados, etc. Era evidente que estaba en presencia de una persona con un gran cumulo de conocimientos en diferentes áreas.

Estaba tan entretenido que no me di cuenta que el hombre había terminado su importante llamada y se había ubicado nuevamente tras su amplio escritorio.

- Señor Restrepo ¿Sera que podemos continuar con la entrevista o prefiere continuar husmeando por mi oficina? - manifestó en forma displicente.

- Estaba observando los diplomas de todos los estudios que ha realizado, realmente son impresionantes. Lo felicito…

- Gracias – me interrumpió – ahora dígame señor Restrepo, ¿Qué estudios ha realizado y en que universidades?

Era evidente que quería terminar cuanto antes con la entrevista pues se colocó sus gafas, cogió unos documentos que estaban encima del escritorio y comenzó a hojearlos…

- Como le estaba diciendo, y ahora viendo todos sus diplomas que certifican todos los estudios que usted ha realizado, la verdad es que no he tenido la fortuna de realizar tantos estudios como usted. Si bien es cierto tengo algunos estudios, pienso que estos no van más allá de lo que aprendí en la primaria, todos los demás que haya hecho de poco me han servido ya que lo que realmente me ha permitido salir adelante es lo que he aprendido en la universidad de la vida.

El hombre aparto la mirada de los documentos que tenía entre sus manos y mirándome por encima de sus gafas manifestó incrédulo...

- ¿Me está diciendo señor Restrepo que usted no es profesional? – dijo con voz algo alterada.

- Tanto como usted no señor – manifesté sonriendo.

Lentamente se quitó sus gafas y junto con los papeles que tenía en sus manos las coloco encima del escritorio, luego, poniéndose de pie mientras me miraba fijamente dijo...

- Mi amigo me dijo cuanto cobraba usted por una de sus conferencias ¿No le parece señor Restrepo que ese valor no es coherente con lo que usted me acaba de decir? Esa cifra solo la perciben personas que gozan de gran prestigio y reconocimiento internacional y que por lo general tienen varias especializaciones, que son muy conocidas y a usted prácticamente no lo conoce nadie.

El tono de su voz aumentaba evidenciando su desagrado mientras continuaba diciendo…

- No entiendo como mi gran amigo me recomienda una persona como usted solo porque ha escrito algunos libritos. Tendré que hablar seriamente con él.

Dirigiéndose hacia la puerta de su oficina me invito a salir. Mientras me dirigía a la salida de la oficina manifesté sonriendo...

- La verdad doctor es que yo no cobro por lo que hago sino por lo que se, producto de muchos años de estudios y de experiencias. Le ofrezco disculpas por haberle quitado su valioso tiempo y por haber interrumpido sus importantes actividades. En cuanto a que a mí nadie me conoce no es del todo cierto ya que tengo un poco más de cincuenta seguidores que leen mis libritos y publicaciones en varias partes del mundo. Infortunadamente muchos como yo no logran hacerse conocer debido a que al igual que usted, existen profesionales y altos ejecutivos de grandes empresas como la suya que sufren del síndrome de los ojos azules...

- ¿Solo cincuenta seguidores?  – me interrumpió preguntando burlonamente mientras me habría la puerta de su oficina – ¿y que es eso del síndrome de los ojos azules?, ¿se trata de alguna enfermedad?, no había escuchado hablar de él antes.

- Si bien es cierto existe una enfermedad llamada síndrome de Waardenburg que se caracteriza por el color azul de los ojos, se dice que las personas sufren del síndrome de los ojos azules cuando creen más en aquellas personas que les hablan en un idioma diferente, que ostentan una gran cantidad de títulos universitarios y que cobran en monedas extranjeras, que en sus coterráneos que posiblemente no tengan tantos estudios y reconocimientos pero si valiosas experiencias y como usted podrá corroborar en Internet, son un poco mas de cincuenta millones de personas del mundo hispano las que han leído mis libritos.  Ahora discúlpeme, ha sido un placer conocerlo doctor.

Dicho esto salí de la oficina. Una vez más comprobaba que lo que había escrito en mi libro “Estamos bien capacitados pero mal educados” era una triste realidad. 

Afortunadamente en el mundo empresarial, el sindrome de los ojos azules esta cambiando a pasos agigantados. Ya las empresas no se fijan tanto en los pergaminos que ostenten las personas sino en lo que saben hacer con lo que saben hacer. Nadie puede negar la importancia de los estudios universitarios. Sin embargo, una cosa es ser profesional y otra actuar con profesionalismo. En el área de los sistemas informáticos por ejemplo, hay jóvenes que sobrepasan en conocimientos y habilidades a los ingenieros en sistemas. 

De igual forma, resulta curioso como para muchas personas solo es valioso e importante lo que ellos hacen y a lo que uno hace tienen la desfachatez de colocarle precio, argumentando las más absurdas razones, es por eso que digo que "cuando uno no se valora, alguien nos pone precio".

Le invito pues amable lector a valorar lo que usted hace, ya que si la labor u oficio que desempeña lo realiza con profesionalismo e idoneidad, tiene un precio justo. De igual forma le sugiero nunca recatear nada de lo que le estén vendiendo, aunque es una práctica bastante común en mi país Colombia y en muchos otros países del mundo, pienso que es una falta de respeto hacerlo. Si su presupuesto no le permite adquirir el producto o servicio, analice otras opciones pero nunca le coloque precio a lo que otros hacen. Recuerde que "si deseas justicia, sé justo".

www.uvirtual.co

www.amazon.com/author/onofre. 

jueves, 11 de abril de 2019

¡Sueñe, que eso relaja!

 Conferencia ¡Sueñe, que eso relaja!

Hola amig@s, En mi blog de hoy los quiero invitar a ver mi conferencia ¡Sueñe, que eso relaja! basada en el mismo libro, el cual pueden adquirir en la editorial que me publica  www.amazon.com/author/onofre o solicitármelo totalmente gratis en formato PDF al correo electrónico: onofrerestrepo@gmail.com  Sus sugerencias y comentarios los pueden hacer en el espacio que hay lado derecho del vídeo. Espero lo disfruten y lo compartan con todas aquellas personas que quieran hacer realidad sus sueños y despertar de sus pesadillas.


Un abrazo. para tod@s. 

Onofre.  

domingo, 24 de marzo de 2019

Quiero ser gato.



El 17 de abril de 2015 profesor Johnny Wollstein Mendoza publico en su blog un interesante articulo sobre los gatos el cual les recomiendo leer en: (http://miradorlatinoamericano.blogspot.com/search?updated-max=2015-05-07T07:17:00-07:00&max-results=3&start=33&by-date=false). 



Como amante de los gatos y para descansar un poco de temas que han generado tanta polémica como los que venido publicando, hoy quiero compartir con ustedes una poesía del poeta colombiano Juan José Botero (1840-1926), espero les agrade tanto como a mi. 

QUIERO SER GATO.

Si Dios dijera:
Ven acá Juancho,
dime qué quieres.
¿Quieres acaso
ser mucha cosa
o no ser algo,
quieres ser bueno,
quieres ser malo,
ser un demonio,
o ser un santo,
quieres ser rico,
quieres ser sabio,
o ser un tonto
de largo a largo,
sin luz de genio,
sin un centavo,
quieres ser ave,
águila o gallo,
jilguero, mirla,
torcaz o pato,
un lagartijo,
un feo sapo,
o algún cuadrúpedo
como el caballo;
quieres ser perro,
quieres ser asno,
quieres ser tigre,
quieres ser gato?

!Oh, Dios del cielo!
!Dios bueno y santo!
Le interrumpiera
entusiasmado,
si acaso quieres
servirme en algo,
si de este pobre
te has acordado,
yo quiero hablarte
claro, muy claro:
ser lo que he sido
no es de mi agrado,
el hombre pasa
tantos trabajos
en este valle
de duelo y llanto.

Si uno es pequeño
lo andan pisando,
y es un estorbo,
si acaso es alto;
ser uno pobre
malo, muy malo,
y si uno es rico
todo es cuidados;
si feo, ellas
no le hacen caso,
y si bonito
de uno es esclavo.

Si con las hembras
nos deslindamos,
qué desazones
las que pasamos,
más si sucede
todo al contrario,
y uno con ellas
se enreda, ¡diablos!
En fin, los hombres
sufrimos tanto
que en esta vida
todo es trabajos…

¡Dios poderoso!
¡Dios bueno y santo!
Yo le dijera
con mucho acarto:
si acaso piensas
servirme en algo,
si aliviar quieres
al pobre Juancho,
dándole un día
algún descanso,
no me hagas necio
ni me hagas sabio,
pobre ni rico,
bueno ni malo,
bonito, feo,
corto ni largo,
fiero demonio
ni humilde santo.
Si, no me vuelvas
águila o gallo,
torcaz o pato,
ni lagartijo
ni feo sapo,
ni tan cuadrúpedo
como el caballo.
Sabes, Dios mio,
por lo que clamo?
Oye y perdona
mi desacato:
sin que lo tomes
a gran pecado,
sin yo sentirlo,
sin saber cuándo
así…de pronto
vuélveme gato.
Gato ser quiero;
pero no gato
de dos patitas
y de dos manos.
Gato de pelo,
de uñas y rabo,
de cuatro patas
y que haga miau.
Quiero ser libre,
no ser esclavo,
vivir durmiendo
en los tejados,
andando solo,
siempre robando.
Sin afanarme
por el mercado,
ni por chaquetas,
ni por calzados,
ni por muchachas,
ni por muchachos,
ni por Cristico,
ni por el diablo,
entrando a solas
y paso a paso
a las cocinas
donde hay guisados,
y en los festines
y en los saraos
comiendo todo
lo de mi agrado…
De día durmiendo,
de noche andando
por los canceles
y por los zarzos
y en las despensas
que es un encanto,
buenos chorizos,
quesos curados,
jamones, lenguas,
siempre tragando.
Luego de gira
salir al campo,
y si deseo
me da de pájaros,
comerme uno,
dos , tres, cuatro,
volviendo alegre
a mis tejados,
donde el sol quiebra
sus tibios rayos,
y allí, al sonido
de un dulce piano
echando al cuello
mi fino rabo,
sin la zozobra
que afloja el ánimo,
irme tendiendo
de largo a largo,
¡ tan perezoso,
tan descuidado
de las miserias
de un mundo vano!
¿ Y habrá quién goce
como los gatos?
¿ Y habrá quién viva
tan descansado?
¿Y habrá quién duerma
tan sin cuidados?…
Si esta no es vida,
mejor no la hallo.
¡Oh, Dios del cielo!
¡Dios bueno y santo!
Si acaso piensas
servirme en algo,
si aliviar quieres
a este tu Juancho,
ahora mismo
¡vuélveme gato!

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