lunes, 25 de abril de 2016

El cuarto poder

Juzgar: Dicho de un juez o un tribunal: Determinar si el comportamiento de alguien es contrario a la ley, y sentenciar lo procedente.

Criticar: Del latín criticus, identifica la opinión, examen o juicio que se formula en relación a una situación, servicio, propuesta, persona u objeto.

Se dice que “el ladrón juzga por su condición” y “quien critica por lo general no sabe hacer lo que critica” en otras palabras, dos cosas que la mayoría de los mortales no debemos hacer, juzgar o criticar pues como se dice “nadie sabe lo de nadie”. Infortunadamente nos encontraremos con personas que son expertas “de dientes para afuera”. Observan la parte, representan la parte y hablan de la parte, pero jamás se meten al sitio de la acción. Personas que tratan de dirigir nuestra vida y nos dicen que podemos y no podemos hacer. 

La pregunta es ¿por qué lo hacen? En un afán desmedido de controlar o de mantener el control sobre alguien o sobre una situación, son capaces de ir más allá de lo permitido y que conste que no se trata de una crítica o de un juzgamiento, se trata de analizar costumbres bien interesantes como es el de las personas que pareciera que son enviadas del mismo Dios y que por lo tanto nunca se equivocan o cometen errores. Personas que se creen con la potestad de meterse en la vida privada de otras sin importar si ellas están o no de acuerdo - por lo general no lo están - sin embargo lo hacen irrespetando todas las normas, leyes o costumbres. 

Considerado el cuarto poder después del ejecutivo, el legislativo y el judicial, el periodismo es quizás el más grande poder porque muchos - afortunadamente no todos – periodistas se creen con más poder que los mismos representantes de los otros tres poderes, algunos incluso llegan al punto de utilizar sus “superpoderes” para derribar jefes de estado, diplomáticos, jueces, y todo aquel que se atraviese en su camino. Armados con sus cámaras fotográficas, de televisión y utilizando la varita mágica del micrófono hacen y deshacen y si tienen la fortuna de conseguir “la chiva”, la utilizan indiscriminadamente no importando si la vida honra y bienes de los afectados está en serio peligro, lo importante para ellos es la noticia bajo el pretexto que “el público debe ser informado”

Es curioso como las mayores audiencias tanto en radio, en prensa y televisión, las logran las noticias sobre violencia en todos los sentidos. Tal vez me equivoque pero si un noticiero en cualquiera de los tres medios se dedicara a publicar noticias positivas, se quebraría ya que lo que más le agrada a la gente son los chismes, las noticias amarillistas y entre más sangre, mucho mejor. Es como si disfrutáramos del mal ajeno, el cual no es tan ajeno, ya que el mal que no quieras para ti no se lo hagas a nadie pues tarde que temprano regresara a ti multiplicado. 

Debo aclarar que no estoy en contra del periodismo, ya que una cosa es esa importante profesión y otra algunos periodistas a los cuales pareciera que no les enseñaron principios y valores. Nada más desagradable que ver a un vehículo o persona con los distintivos de “prensa”, los cuales al parecer les dan poderes amplios y suficientes para abrirse paso como si fueran ambulancias y vaya que uno no les permita seguir para que comiencen a esgrimir sus tarjetas profesionales, las cámaras y los micrófonos y cuando uno les dice que por favor respeten nuestra vida privada, nos recuerdan que como "personajes públicos" debemos permitirles ejercer su profesión, decir y mostrar lo que ellos consideran importante para sus fanáticos seguidores.

Si uno que apenas es conocido en el mundo literario le molesta el comportamiento de algunos periodistas, que dirán los personajes que deben tener todo un escuadrón de guardaespaldas para protegerlos no solo de sus fans sino de los impertinentes periodistas. Y hay de aquel que no les conceda una entrevista, más le valiera no haber nacido, porque inundaran las redes sociales y sus programas de comentarios que pondrán a la “celebridad” al borde de un ataque de nervios. 

Soy el primero en reconocer el poder de la prensa ya que fui víctima de ella cuando pensaba que como escritor debía hacerme visible para el mundo. Infortunadamente caí en las manos de un periodista al que no le concedí una entrevista porque me di cuenta que lo que pretendía era burlarse de mi o poner en tela de juicio mis libros. Si algunos periodistas creen que pueden publicar lo que les da la gana, de alguna forma nosotros los escritores también podríamos hacerlo, sin embargo, consientes del daño que puede hacer una pluma mal manejada, la cual puede ser más letal que el arma más sofisticada, nos abstenemos de hacerlo ya que la gran mayoría de nosotros escribimos es porque nos gusta y disfrutamos hacerlo y no porque queramos fama, poder o dinero. Si este llega, que sea porque lo que escribimos le gusta a nuestros lectores y no porque utilizamos nuestro talento para juzgar o criticar a nuestros semejantes. 

A muchos de esos “periodistas” me gustaría regalarles mi libro “La piedra angular de la sociedad” ya que de respeto no saben nada. Mi reconocimiento para todos aquellos excelentes periodistas que realizan su profesión con profesionalismo, a todos ellos, gracias, muchas gracias por mantenernos informados resaltando principios y valores los cuales infortunadamente están en franca decadencia. 

domingo, 17 de abril de 2016

¿Proactivo o Reactivo?


Hace algunos días un gran amigo me dijo que me quería ver más proactivo, si bien es cierto sabía más o menos que era ese cuento de la proactividad, quise investigarlo en su majestad Wikipedia y esto fue lo que me encontré: 

“La proactividad es un concepto de psicología del trabajo y de las organizaciones definido como la actitud en la que el sujeto u organización asume el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto. La proactividad no significa tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.

El término proactividad lo acuñó el neurólogo y psiquiatra austriaco Víctor Frankl, que sobrevivió a los campos de concentración nazis, en su libro El hombre en busca de sentido (1946). Años después el término se popularizaría en muchos libros de autoayuda, desarrollo personal y empresarial gracias al best-seller Los siete hábitos de las personas altamente efectivas del autor Stephen R. Covey.

DIFERENCIAS ENTRE PERSONAS REACTIVAS Y PROACTIVAS:

Las personas “reactivas” son las que reaccionan ante un determinado estímulo. Esta reacción puede ser favorable o desfavorable para la persona o grupo de personas que la ejecutaron sobre un determinado grupo de personas.

Las personas proactivas en cambio se mueven por valores cuidadosamente meditados y seleccionados: pueden pasar muchas cosas a su alrededor pero son dueñas de cómo quieren reaccionar ante esos estímulos. Centran sus esfuerzos en el círculo de influencia: se dedican a aquellas cosas con respecto a las cuales pueden hacer algo. Su energía es positiva, con lo cual amplían su círculo de influencia.

CUALIDADES DE UNA PERSONA PROACTIVA:

· Responsabilidad ante su vida.

· Antepone los valores a sus sentimientos.

· Son tan felices como ellos quieren.

· Autorregulación.

· Responsabilidad para cumplir metas y objetivos.

QUÉ NO ES LA PROACTIVIDAD

La proactividad no tiene nada que ver con el activismo o la hiperactividad. Ser proactivo no significa actuar deprisa, de forma caótica y desorganizada, dejándose llevar por los impulsos del momento.

Las personas que tienen el hábito de la proactividad no son agresivas, arrogantes o insensibles, como defienden algunos tópicos, sino que se mueven por valores, saben lo que necesitan y actúan en consecuencia. El concepto opuesto es el de reactividad, tomar una actitud pasiva y ser sujeto de las circunstancias y, por ende, de los problemas. La definición extendida por Stephen R. Covey dice que la conducta individual es función de las decisiones propias y no de las condiciones.

ETIMOLOGÍA

El término "proactivo" es un anglicismo, del inglés proactive, que procede del griego y del latín: «pro», preposición griega que significa "a favor de"; y «active», que significa ‘eficiencia de obrar’, ‘diligencia, eficacia’, procedente del término latino activitas, activitatis” 

Hasta aquí la explicación que da Wikipedia sobre lo que es la proactividad. 

La pregunta que yo me hago ahora es ¿Soy proactivo o reactivo? Para mi amigo es un hecho que soy reactivo o sea que solo reacciono ante un estímulo, dicho de otra forma, prendo empujado. Curiosamente yo pensaba lo contrario ya que siempre me he considerado muy activo, pero bueno, nada de nervios, a veces no es tan importante lo que los demás piensen de uno sino lo que uno piensa de sí mismo y como buen paisa que soy, estoy de acuerdo con la frase atribuida al político ateniense Demóstenes cuando decía que “Las palabras que no van seguidas de los hechos, no valen para nada” de tal forma que eso es “diciendo y haciendo y listo y pa`tras ni para coger impulso”. 

Debo agradecer a mi gran amigo que me hizo pensar e investigar mejor el significado de la palabreja esa. 

Y usted amigo lector ¿Es proactivo o reactivo?

sábado, 2 de abril de 2016

Crisis

Para los orientales las crisis son momentos de oportunidades. Para los médicos el mejor momento de un enfermo es cuando entra en crisis, o se muere o se alivia. Para un país como Colombia, que desde que tengo uso de razón, si es que alguna vez la he tenido, nuestro hermoso país siempre ha estado en crisis: que el “descubrimiento” de América, que la conquista, que la colonización, que las guerras de liberación, que las guerras civiles, que la chusma, que la guerrilla, que los paramilitares, que los narcotraficantes, que la delincuencia común, que las bandas criminales, que la violencia intrafamiliar, que los políticos y religiosos corruptos, que la drogadicción, que el alcoholismo, que la prostitución, que la trata de blancas, que la adicción informática, que los noticieros de televisión, que un sistema educativo obsoleto que se niega a modernizarse y que lleva más de 300 años enseñando a nuestros hijos lo que luego tienen que olvidar, que los “profesionales” que sufren de doctoritis aguda y que hay que hablarles en papel sellado, que las telebobelas que hacen apología al delito, a la infidelidad, a la traición, al engaño y a todos los males que aquejan a la suciedad, perdón, a la sociedad, en fin, como digo en mi libro ¡Estamos vivos de milagro!

Otro de mis libros se titula “Soy ateo, gracias a Dios” y en el libro afirmo que el ateísmo como tal no existe pues no se puede negar algo que no existe, en este caso una deidad. A lo que me refiero en este articulo es que me volví ateo porque ya no creo en Santos o sea en nuestro presidente. ¿Razones? hay muchas, para la mí, la más relevante el cambio de actitud con su gran “amigo” el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Además eso de decir que la traición es algo que está plenamente justificada, no es un buen mensaje para las futuras generaciones. Y es que cuando los principios y valores están en franca decadencia, se comienza a pensar lo que decía el filósofo Voltaire que “Cuando se piensa que el dinero lo hace todo, se termina haciendo todo por dinero”

Sin embargo, algo bueno tiene el presidente Santos y es su terquedad con el asunto de lograr la paz para Colombia. No podemos negar que principio tienen las cosas. Todos sabemos que lograr la paz en un país que lleva más de quinientos años en guerras y que estamos siendo educados para eso, difícilmente logremos la paz en los ocho años que posiblemente va a durar el mandato del presidente Santos. 

De llegarse a “firmar la paz” con los grupos guerrilleros, los resultados reales solo se comenzaran a ver dentro de veinticinco o treinta años, si no es más, ya que todos sabemos que, para que la violencia se acabe en nuestro hermoso país, necesariamente la actual generación deberá desaparecer pues somos hijos y nos han educado para la guerra y la palabra perdón no está en nuestro vocabulario por obvias razones ya que tenemos odios ancestrales. Odios y rencores que han pasado de generación en generación hasta nuestros días y lo más probable es que continúen pasando por varias generaciones ya que enseñamos a nuestros hijos la ley del Talión de “ojo por ojo y diente por diente” y mientras continuemos así, vamos a terminar como decía Mahatma Gandhi, todos ciegos o muecos. Para la muestra, un botón. El grado de corrupción que vive nuestro hermoso país, que entre otras cosas, es uno de los países más ricos del mundo ya que no lo han podido quebrar los miles de corruptos que ha, hay y habrá en él. Algo si debe quedar muy en claro y es que de los cincuenta millones de colombianos que somos, solo un escaso 1% es el que más daño le hace al país. El 99% restante somos gente buena, trabajadora y echada para adelante. El problema es que ese 1% por lo general ha salido con honores de las más prestigiosas academias y ahí si grave, porque ¿Cómo competir con tan “ilustres” y sabios delincuentes cuando la mayoría del pueblo colombiano no cuenta con los estudios que ellos realizaron? 

Sabemos que muchos de nuestros “hermanos” guerrilleros simplemente cambiaran de bando o de razón social como lo hicieron en su momento nuestros “hermanos” de las autodefensas que ahora se llaman las bacrim y que engrosaron las filas delincuenciales. Es que eso de tener que levantarse todos los días a trabajar por un mínimo y muchas veces ni por eso es muy verraco. Es “más fácil” secuestrar, extorsionar, matar, robar o traficar que ganarse el pan con el sudor de la frente. Aun siendo ateo del presidente, debo reconocer el esfuerzo que está haciendo para lograr la paz, así este aplicando al 100% la frase que dice que “el fin justifica los medios”. No importa si el país está a punto de sufrir una crisis financiera, económica, política o social debido a las decisiones y concesiones que el ejecutivo está tomando para lograr la tan anhelada paz, ya que el remedio puede ser más letal que la enfermedad. Según el presidente Santos, con lo cual todos estamos de acuerdo, si se logra firmar la paz con los grupos guerrilleros, el país comenzara a ver la luz al final del túnel. Dios permita que así sea porque las futuras generaciones se lo merecen ya que de seguir en este laberinto les estaríamos dando un mal mensaje y no nos perdonarían el hecho de no haber intentado “firmar la paz”. 

Así es presidente Santos que, nada de nervios, ánimo pues, pa tras ni para coger impulso, que los que queden vivos, si es que queda alguno, viva en paz y que la historia reconozca en usted al presidente que la logro o mejor, que sembró la semilla para que las próximas generaciones recojan la abundante cosecha que genera la paz.