domingo, 17 de julio de 2016

Tecnología



Recientemente dictaba mi conferencia “Educar con Sentido Común” en un prestigioso colegio de mi ciudad Medellín, Colombia. Cuando comencé a tratar el tema de los teléfonos celulares y del Internet, uno de los asistentes, en su mayoría docentes del colegio, aunque también había muchos padres de familia, pidió la palabra para preguntarme ¿qué sugería yo que se debía hacer con respecto a la utilización de teléfonos celulares en clase por parte de los estudiantes? Mi respuesta fue que lo mejor que podían hacer era permitirles utilizarlos y hasta ahí llego mi conferencia, o mejor, no la conferencia tal y como la tenía diseñada, pues se convirtió en un conversatorio debido a las múltiples preguntas que surgieron del público.

Es de anotar que mi respuesta al docente no fue muy bien recibida que digamos porque incluso muchos de sus compañeros protestaron con vehemencia. Cuando los ánimos se calmaron un poco yo les explique a todos que la tecnología había llegado para quedarse y que lo malo de la tecnología no eran los abismales desarrollos a que ha llegado y llegara, sino la forma como se utilizaba. Que los teléfonos celulares, cada vez más sofisticados, son una realidad que no debemos prohibirles a nuestros hijos y estudiantes. Al contrario, hay que incentivar su utilización pero enseñando a utilizarlos y a sacarles el mayor y mejor provecho. Es muy dificil huir o tratar de ocultar por mucho tiempo una realidad como esa. 

El problema es que los niños ahora saben más de tecnología que sus propios padres y maestros y ahí si la situación se pone más difícil, porque ¿cómo enseñarle a alguien que sabe más que nosotros? Como dice la célebre frase “si no puedes con el enemigo, únete a él”. Los que poco sabemos de tecnología, más nos vale comenzar a aprender y dejarnos guiar por los que sí saben, o sea nuestros hijos y estudiantes. Solo que a medida que nos enseñan, aprenden principios, valores y los cuidados que se debe tener con el manejo de la tecnología, algo que si bien es cierto se puede aprender, más nos enseña el sentido común, el cual definitivamente cada vez es el menos común de los sentidos.

Tal y como lo manifestaba en un blog anterior, es un hecho que el sistema educativo que se emplea en las instituciones educativas de América Latina y yo diría que en la mayor parte del planeta, está equivocado y obsoleto ya que la escuela como la conocemos hoy en día nace en el siglo dieciocho y principios del siglo diecinueve en Prusia ya que con el fin de evitar las revoluciones que sucedían en Francia, los monarcas incluyeron algunos principios de la ilustración para satisfacer al pueblo pero manteniendo el régimen absolutista. La escuela prusiana se basaba en una fuerte división de clases y castas, su estructura heredera del modelo espartano fomentaba la disciplina la obediencia y el régimen autoritario buscando un pueblo dócil, obediente y que se prepararan para las guerras, un sistema formador, no de ciudadanos, sino de obedientes súbditos. 

Los industriales de la época que necesitaban mano de obra calificada, fueron los que financiaron las academias haciendo la educación obligatoria a través de sus fundaciones. La esencia de la escuela prusiana está inmersa en la estructura misma del modelo educativo actual. Los test estandarizados, la división de edades, las clases obligatorias, los currículos desvinculados de la realidad actual, el sistema de calificaciones, las presiones sobre los maestros y niños, el sistema de premios y castigos, los horarios estrictos, el encierro, la estructura vertical, etc. Todo esto hace parte de las escuelas del siglo veintiuno. La pregunta es ¿Ese modelo educativo a dado resultado? La respuesta la puede encontrar usted amigo lector en su majestad Goolge buscando cuales son los países más y menos corruptos del planeta. 

La tecnología no va en contra de la capacitación sino a favor de ella. Valga aclarar que una cosa es la educación y otra la capacitación ya que la primera solo se adquiere en el hogar y la segunda en las academias. Infortunadamente muchas veces dejamos que sean otros los que eduquen a nuestros hijos, entre ellos la tecnología, ya que muchas veces dejamos que los computadores y televisores cuiden a nuestros hijos, verdaderas escuelas, ya que nuestros hijos y hasta nosotros mismos pasamos horas conectados literalmente a la tecnología. Infortunadamente no viendo programas educativos sino las películas y los juegos más violentos. ¿El resultado? Una sociedad en franca decadencia donde prima el dios dinero porque la premisa es “cuanto tienes, cuanto vales” o como decía el filósofo Voltaire “quien piensa que el dinero lo hace todo, termina haciendo todo por dinero”.

Hago la aclaración de que no es que esté pensando que el dinero sea malo ni mucho menos, por supuesto que no, al igual que la tecnología depende para que y como se utilice ya que puede hacer mucho bien o causar mucho mal. ¿Qué pasaría entonces si le enseñáramos a nuestros hijos desde la más tierna edad a utilizar bien la tecnología y el dinero? Estoy seguro que no nos estaríamos matando por un celular, por un par de tenis y a veces por mucho menos que eso. 

Es necesario entonces y yo diría que indispensable que en la clase de tecnología, le enseñen a los niños, adolescentes y jóvenes a utilizar adecuadamente todo lo que tiene que ver con redes sociales, buscadores virtuales, etc. Etc. Recordemos que lo prohibido es lo más apetecido y que toda represión genera una reacción, la cual la mayoría de las veces no es la mejor. Los jóvenes, por su naturaleza, siempre han sido, son y serán rebeldes, por lo tanto es nuestra obligación enseñarles principios y valores tecnológicos. Infortunadamente cualquier cambio que hagamos en el modelo educativo actual solo comenzaremos a ver los resultados en las próximas generaciones ya que la nuestra está seriamente contaminada de rencor y de violencia en todas sus manifestaciones.

Sin embargo, principio tienen las cosas, si en algunos países, muy pocos en realidad, los altos dignatarios del gobierno y las personas más adineradas van a sus oficinas en bicicleta sin necesidad de guardaespaldas, se mezclan con el pueblo común y silvestre y la vida humana es respetada como todo lo que la rodea; es porque algo está pasando en esos países, una revolución en la educación que iniciaron generaciones anteriores y que apenas estamos comenzando a ver los resultados, prueba fehaciente de que si se puede cambiar el modelo educativo la pregunta es ¿Cuándo lo haremos?

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