jueves, 9 de abril de 2015

Iniciativa


Hoy quiero compartir con ustedes una pequeña historia muy conocida de porque algunas personas escalan altas posiciones en las empresas sin que para ello haya sido determinante la capacitación o la experiencia.  

"El anciano presidente de una gran multinacional quiso jubilarse y disfrutar de un merecido retiro después de haberle dado a la empresa que había fundado muchos años de su vida. La noticia corrió por toda la organización. El puesto de presidente estaba vacante. El hombre que ocupaba la vicepresidencia estaba seguro que el cargo se lo darían a él y así se lo comunicaba con mucho entusiasmo y algo de arrogancia a sus amigos, familiares, compañeros de trabajo y allegados. Sabía que ese puesto le correspondía por derecho propio. Cuál sería su sorpresa cuando un día al llegar a la oficina se dio cuenta que ya el propietario de la compañía había nombrado su reemplazo.

Furioso y envalentonado se dirigió hacia la oficina de presidencia para reclamarle a su jefe por qué había designado a otra persona distinta para el cargo de presidente. El anciano escucho por largo rato y con mucha paciencia todas las cosas que el hombre le decía en voz alta reprochándole el hecho de no haberlo tenido en cuenta a él para reemplazarlo y solo falto que lo agrediera para demostrar su indignación. En ese preciso momento se escuchó en la calle un gran alboroto. El anciano le dijo al hombre que por favor fuera a ver qué estaba pasando. Malhumorado el hombre se acercó a los amplios ventanales de la oficina y miró hacia afuera. Momentos después regreso ante el anciano que lo esperaba con una enigmática sonrisa. Se trata de un convoy de camiones que están pasando por el frente de la empresa, manifestó. Acto seguido el anciano mandó llamar al joven al cual había nombrado como presidente de su empresa y le pidió el mismo favor de que le dijera a que se debía el ruido que provenía de la calle.

El joven sin decir nada salió presurosamente de la lujosa oficina y minutos después ingresó de nuevo con una libreta en la mano la cual comenzó a leer: Se trata de un convoy de camiones cargados con mil toneladas de azúcar que acaba de llegar del puerto. Es de anotar que con este embarque la empresa podrá solucionar las dificultades de producción. La semana próxima llegará otro cargamento igual a este. Como usted fue un hombre previsivo el día que hizo el pedido se ha logrado un jugoso descuento que hará que los costos de producción bajen considerablemente, costos que estaremos trasladando a todos nuestros clientes con el fin de incrementar sustancialmente las ventas. Debo felicitarlo señor por haber utilizado la mejor calidad de azúcar sin refinar ya que esto permitirá que nuestros productos sean más saludables. ¿Se le ofrece algo más señor?

El anciano miró sonriendo al joven ejecutivo y con un movimiento de su mano le dijo que podía marcharse. Luego miró al hombre que por muchos años ocupaba la vicepresidencia, el cual comprendió el mensaje y salió en silencio de la oficina"

¿Sabe usted que es la iniciativa? Es hacer lo que haya que hacer, bien hecho y sin que nadie lo ordene. Sin temor a equivocarme pienso que es una de las actitudes que más hace falta en las empresas. La mayoría de los empleados se dedican a hacer la labor para la cual fueron contratados y cuando por algún motivo les toca hacer una diferente, protestan y hasta llegan a renunciar, que es lo mejor que pueden hacer.

En Antioquia, Colombia, hay un dicho que dice "El acomedido, come de lo que esta escondido". Infortunadamente a los "acomedidos" muchas veces los tildan de "lambones o regalados". ¡Cuanta falta hacen en las empresas este tipo de personas!. Personas ordinarias que al hacer algo extra o que no les corresponde, se convierten en personas extraordinarias.  

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