lunes, 21 de septiembre de 2015

¿Usted no sabe quien soy yo?



En mi país Colombia esta frase últimamente se ha hecho reiterativa. Lo curioso de todo es que la mayoría de las veces quien la pronuncia no sabe a ciencia cierta ni quién es él o ella. Por lo general predicamos pero no practicamos, no somos coherentes ni consecuentes con lo que decimos y hacemos. ¿Cuántos hay que estudian algo y terminan haciendo algo completamente diferente? y si lo hiciéramos bien, vaya y venga, pero por lo general no estamos satisfechos con lo que hacemos y simplemente realizamos una actividad para poder sobrevivir ya que vivir, lo que se dice vivir en todo el sentido de la palabra, muy pocos. 

Lo más triste de todo es que hay personas que se empecinan en realizar una labor que no les satisface solo por los importantes ingresos económicos que le representan, convirtiéndose en cajeros automáticos que lo único que tienen es dinero pero de felicidad, de calor humano, de sensibilidad, de buenos ciudadanos, de buenos padres, de buenos hijos, de respetar a todo y a todos, muy poco. Son los profesionales ebrios de poder que terminan igualmente ebrios sumergidos en el alcohol o la drogadicción. Una realidad que se puede apreciar en la película de Leonardo DiCaprio “El Lobo de Wall Street”. 

Muchas son las personas que debido a un poder económico, político o religioso piensan que pueden barrer y trapear con los ciudadanos de a pie. Piensan que todo lo pueden comprar con dinero y la verdad es que la mayoría de las veces lo hacen no importando a quienes se lleven por delante. La corrupción a todo nivel es el pan de cada día, es la noticia diaria. Formar escándalos para aparecer en las portadas de periódicos y revistas o en los noticieros de televisión se ha vuelto un deporte extremo que les encanta practicar a muchas personas de la farándula, del Jet Set o a los personajes “públicos”. Pareciera ser que el día que no sean motivo de algún comentario o chisme, ese día se sienten abandonados y en franca decadencia. No recuerdo quien dijo “que hablen mal o bien de mí, pero que hablen”. 

El ser humano es lo que piensa y lo que hace. Por más que se invierta en ocultar una verdad, ésta tarde que temprano siempre sale a flote y por lo general lo hace como un cadáver en descomposición afectando no solo al medio ambiente social y cultural, sino a la familia y a todos sus “seres queridos”. Saber quiénes somos y que hacemos genera humildad y respeto a todo y a todos, por lo tanto no es necesario hacerle esa pregunta a nadie porque difícilmente se irrespetarían las leyes o las normas. 

Lo invito pues amable lector a reflexionar sobre la pregunta que origino este artículo. Antes de preguntarle a alguien si no sabe quién es usted, pregúntese primero quien o que es usted y le sugiero que no se engañe usted mismo dando respuestas equivocadas ya que no existe mejor juez que su propia conciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario