miércoles, 10 de agosto de 2016

Criticar y Juzgar


Cuenta la historia que en cierta familia había dos jóvenes hermanos. En alguna oportunidad la hermana le dice a su hermano…

- "No entiendo cómo es que continúas con tu engreída y arrogante novia. 

- ¿Por qué lo dices? – le pregunta el hermano.

- Cada vez que te veo llegar con ella en su moto me he puesto a observarla y veo que conduce ese vehículo como si estuviera conduciendo un carro de alta gama y no una simple motocicleta. Es que no sabe ni como sentarse para mostrar su arrogancia, además parece un robot, pues sus movimientos son mecánicos. Realmente no sé cómo haces para tenerla a ella como novia.

- ¿En verdad crees que mi novia es muy arrogante, engreída y que se comporta como si fuera un robot? 

- Por supuesto que sí, es que hasta le da dificultad voltear a mirarte para darte el beso de despedida. 

- Sabes que hermanita, la estas prejuzgando – dijo el joven sonriendo amablemente mientras abrazaba a su hermana – lo que pasa es que mi novia hace algún tiempo sufrió un accidente y tiene dificultades en su columna vertebral, las cuales no le permiten hacer determinados movimientos, de ahí que se mueva y se comporte como un robot como tú dices. Si te dieras la oportunidad de conocerla un poco mejor, te darías cuenta que es una excelente persona".

¿Cuántas veces lanzamos juicios a priori sin conocer a fondo las circunstancias que generaron o generan alguna situación? Lo más fácil es criticar o juzgar acontecimientos o comportamientos humanos ya que, por lo general, nos creemos dignos de lanzar la primera piedra, nos creemos poseedores de la verdad y, hay de aquel que se atreva a contradecirnos, más le valiera no haber nacido porque defenderemos nuestra posición a capa y espada. De hecho, millones de seres humanos se han hecho matar por defender su verdad. 

La pregunta es ¿era realmente necesario? No, por supuesto que no, porque la razón se le da precisamente al que no la tiene ya que es lo único que cree tener. Los hechos dicen más que las palabras y la mayoría de las veces no es necesario defender una posición política, religiosa o filosófica pues no hay nada oculto bajo el sol y la verdad tarde que temprano siempre sale a flote.

Las razones o justificaciones que tiene alguien para hacer algo suelen ser tantas como las explicaciones que debe utilizar para defender su accionar o pensar. Como dice el refrán, “nadie sabe lo de nadie”. Las personas que causan mucho mal a sus semejantes y al planeta entero, justifican su accionar manifestando que esa es su misión en la vida ya que se creen verdaderos ángeles exterminadores y que gracias a esa terrorífica labor, van a alcanzar la gloria divina y la historia los recordará como verdaderos mártires y héroes que dieron su vida por una causa, para ellos plenamente justificada. 

La historia de la humanidad está llena de hechos que han enlutado pueblos y muchas civilizaciones han sido aniquiladas por aquellos que se creían poseedores de la única verdad. Sin embargo, tampoco yo quiero juzgar o criticar a esos “mártires o héroes” ya que gracias ellos hoy podemos disfrutar “de libertad, de paz y de una calidad de vida” envidiada por muchos otros pueblos que continúan siendo esclavizados no solo por otros pueblos, sino por “lideres” religiosos o políticos (que prácticamente son lo mismo) que llevan a sus pueblos al exterminio y a vivir las más horribles situaciones. 

La pregunta que quiero hacerle a usted amable lector es ¿A quién está usted criticando o juzgando? De ser así, ¿Se ha dado la oportunidad de investigar a fondo las razones por las cuales esa persona hace lo que hace y que a usted en cierta forma le desagrada o no le encuentra lógica? Lo más probable es que si usted se tomara el tiempo de analizar detenidamente el comportamiento de esa persona, se daría cuenta cuán equivocado esta al juzgarla o criticarla. Se lo digo por experiencia ya que como la mayoría de los seres humanos, me ha tocado vivir situaciones bien difíciles, muchas de las cuales han sido severamente criticadas o juzgadas y hasta mis críticos y jueces han llegado a afirmar que todos mis males fueron buscados.

Pero bueno, nada de nervios, el tiempo se ha encargado de demostrarles que una cosa era lo que ellos pensaban y otra la realidad. El problema de los que juzgan y critican es que, aun sabiendo que se equivocan, continúan defendiendo su posición ya que aceptar que están equivocados es quedar en desventaja y la palabra perdón no existe en su vocabulario.

Finalmente quiero invitarlo amable lector a analizarse usted mismo, ya que no existe mayor juez o critico que nuestra propia conciencia, claro está, en caso que la tenga activa, ya que muchos han tratado de acallarla o desactivarla, pues su voz es tan fuerte que no los deja vivir en paz y terminan por exterminarla y con ella, ellos mismos.


   

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