lunes, 1 de febrero de 2016

Dígale NO a las oportunidades

Si nos diéramos cuenta de la importancia y trascendencia de la palabra NO, es muy probable que la utilizaríamos más frecuentemente y así nos evitaríamos cualquier cantidad de dolores de cabeza. Para los que hayan leído el libro del maestro Pablo Coelho, El Alquimista, sabrán de lo que quiero trasmitir en este blog.

El protagonista del libro, Santiago, un joven pastor que cuidaba ovejas cerca de una iglesia abandonada, soñó con un tesoro enterrado cerca de las pirámides de Egipto, he hizo hasta lo imposible por ir en busca de su sueño, curiosamente al llegar al sitio, donde supuestamente estaba el tesoro, el jefe de los ladrones con los cuales se había encontrado en aquel lugar, le dijo que él también había tenido el sueño que debajo del sicomoro que había en la sacristía de un antiguo templo derruido en España, se encontraba un fabuloso tesoro (justo en el sitio en el que el joven Santiago había tenido el sueño), pero que él no estaba dispuesto a cruzar el desierto tras un tonto sueño, lo que sí había hecho Santiago y en el camino había tenido cualquier cantidad de aventuras, había encontrado a Fátima, el amor de su vida y el tesoro que estaba en el lugar que le había indicado el jefe de los ladrones.

¿Cuántas veces hemos ido tras un tesoro, tras un sueño y simplemente renunciamos a él debido a que nos encontramos con oasis u oportunidades que hacen que desistamos del sueño? Antiguamente se decía que hay tres cosas en la vida que no regresan: la flecha lanzada, la palabra dicha y la oportunidad perdida. Sin temor a equivocarme pienso que las oportunidades se dan una y otra vez, de hecho, cada día que amanecemos vivos tenemos la oportunidad de hacer realidad nuestros sueños, de encontrar el tesoro que está escondido precisamente dentro de nosotros mismos. Un tesoro que muy pocos se atreven a buscar porque en su búsqueda nos podríamos encontrar con nosotros mismos y tal vez no estemos preparados para hacerle frente a ese ser maravilloso que existe en el interior de cada ser humano al cual es imposible engañar, nuestro padre Dios, cualquiera sea la idea que tengamos de Él.

Sin embargo como lo afirma Coelho en su libro “es justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace que la vida sea interesante” o como le dijera vieja gitana a Santiago “los sueños son el lenguaje de Dios”. Para encontrar el tesoro, hacer realidad nuestros sueños, muchas veces tendremos que decir no a las “oportunidades” que se nos presentan. Oportunidades disfrazadas de soluciones a problemas urgentes pero que nos desvían del objetivo importante de hacer realidad nuestros sueños, de encontrar nuestro tesoro. 

En Génesis 25:27-34 encontramos el siguiente relato bíblico: “Esaú, el cazador, un día vino hambriento, y le pidió a su hermano Jacob el plato de lentejas que estaba comiendo. Jacob le pidió que le vendiera la primogenitura como hijo mayor, a cambio del alimento…” ¿Esta dispuesto(a) usted a vender su sueño, su tesoro, por un plato de lentejas? No lo sé ¡Casos se ven! A mí por ejemplo, desde muy niño me decían mis “seres queridos” que dejara de pensar en escribir y que mejor me dedicara a cosas más productivas como terminar mis estudios y búscame un buen empleo, algo que hice durante la mayor parte de mi vida. ¿El resultado? Frustración y cuantiosas pérdidas económicas y morales ya que me dedique a sobrevivir pero no a vivir mis sueños. 

Hoy día, cuando comienzo a ser un autor reconocido a nivel mundial, me doy cuenta que llueva, truene o relampaguee, es necesario ir tras un sueño que nos motive a realizar aventuras épicas, a buscar tesoros, a caminar caminos que los realistas no se atreven a andar porque serían tildados de locos soñadores. Como decía el filosofo Chino Lao Tse "Un sueño es aquello por lo que estamos dispuestos a dar la vida, lo demás son simples deseos". Lo(a) invito a decirle no a las oportunidades y a luchar por sus sueños.

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