martes, 31 de julio de 2018

Estas contratado


Dos palabras que pueden llegar a significar no solo una mejora en la calidad de vida sino salir de la angustia existencial que produce estar desempleado. Como por arte de magia la autoestima comienza a recuperarse y “todo vuelve a la normalidad”. Nuevamente comenzamos a tener ingresos lineales y a medida que nos llegan los primeros pagos, comenzamos a llenar la nevera, abonarle a las tarjetas de crédito, a ponernos al día en arriendos o hipotecas, en la cuota del carro, de la moto o ya no tenemos que caminar tanto por falta de un pasaje.

Nuevamente la sonrisa vuelve a nuestro rostro y todo a nuestro alrededor lo comenzamos a ver de forma diferente. Pasan los días, las semanas, los meses y con la ayuda de Dios, los años. Nuestros hijos gozan de los pocos o los muchos privilegios que da un empleo. Ya nuestros “seres queridos” no nos miran con lastima y nuestros “amigos” vuelven a ser aquellas personas que nos tenían en cuenta para todo, que para pasar los fines de semana con ellos, que para ir de paseo, etc. Ya que contamos con ingresos y podemos colaborar con los gastos, algo que no podíamos hacer cuando estábamos desempleados.

Lo curioso de todo es que ahora somos nosotros los que comenzamos a ver a los desempleados de “otra forma” y aunque no lo manifestamos abiertamente, muy en nuestro interior o quizás con las personas más allegadas, comenzamos a criticarlos y a juzgarlos por continuar sin empleo cuando nosotros lo conseguimos “tan fácilmente” ya que olvidamos los días, las semanas, los meses o quizás los años que pasamos empapelando la ciudad llevando hojas de vida y presentando entrevistas. Pensamos que lo más seguro es que los desempleados no quieran trabajar, porque trabajo hay en abundancia, lo que pasa es que no hay con quien trabajar y lo más probable es que se hayan acostumbrado a que los mantengan el gobierno, los amigos o familiares.

Nuevamente comenzamos a utilizar nuestras tarjetas de crédito no por el servicio que nos prestan sino por el crédito ya que comenzamos a diferir las compras a varios meses; total, ya tenemos empleo y podemos darnos ciertos lujos que antes no podíamos darnos. Nuevamente comenzamos a aparentar lo que no somos, a vivir en un nivel socioeconomico que no nos pertenece. Si somos de clase baja, vivimos como si fuéramos de clase media y si somos de clase media vivimos y gastamos como si fuéramos de clase alta.

El estrés se apodera de nosotros, ya no por falta de empleo sino porque lo que ganamos no nos alcanza para cubrir nuestros gastos, por lo tanto debemos buscar fuentes de ingreso adicional o sea otro empleo, de tal forma que pasamos mas tiempo en el trabajo que con nuestra familia, los cuales no se pueden quejar porque gracias a nuestros empleos ellos tienen todo lo que el dinero puede comprar. Además, el poco tiempo que comparto con ellos es de calidad, la cantidad, poco o nada importa.   

La seguridad que nos da un empleo hace que comencemos a pensar y a actuar de forma diferente a cuando éramos desempleados. Aunque las comparaciones son odiosas. Es muy diferente estar empleado a estar desempleado; a cuando estamos armados o desarmados, a cuando sabemos que en nuestra cartera hay efectivo, tarjetas débito o crédito que pueden ser utilizadas en cualquier momento a cuando no tenemos ni siquiera un pasaje para trasladarnos de un lugar a otro. La seguridad que nos genera un empleo y la inseguridad que crea el no tenerlo solo la puede saber quién ha experimentado ambas situaciones.

Debo hacer la aclaración, y es que todo lo que escribo es producto de mi imaginación, recuerde amigo lector que soy escritor de ficción y eso de estar empleado o desempleado y cómo piensan y actúan unos y otros solo me ha pasado a mí. Por lo tanto nada de nervios, yo sé que usted no piensa ni actúa así, además que para usted es indiferente tener o no empleo ya que cuenta con inversiones y ahorros que le permitirán vivir el resto de la vida sin preocupaciones o que piensa que la empresa o institución donde labora necesita tanto de sus servicios que es prácticamente imposible que se quede sin empleo, además que ya usted es prácticamente socio plenipotenciario pues lleva tantos años laborando en esa empresa que ya tiene su jubilación asegurada.

¡Animo pues! Hoy han terminado todas sus angustias ya que ¡has sido contratado! Nuevamente haces parte de la fuerza laboral de tu país y podrás continuar contribuyendo con tus impuestos para la prosperidad del mismo por lo tanto ya no hay nada de qué preocuparse, tienes un empleo, ¡Felicitaciones!

Próxima entrega “Nada personal, son negocios”



No hay comentarios:

Publicar un comentario