¿QUÉ ES UN SUEÑO?
“Un
sueño es aquello por lo que estamos dispuestos
a morir, los demás son simples deseos”
Lao Tse
Robert J. Kriegel y Louis Patler en su
libro “Si no está roto rómpalo” definen magistralmente lo que son los sueños
cuando afirman que “…Los sueños son metas con alas. Al igual que la mayoría de
las funciones creativas, los sueños se alojan en el hemisferio derecho del
cerebro junto con la pasión, la imaginación y las emociones. Por otra parte,
las metas se forman en el hemisferio izquierdo; son racionales, secuenciales y
mensurables. El sueño es un estado ideal, mientras que la meta es un estado
real. El sueño brinda vigor, visión y dirección, mientras que la meta nos
señala un blanco específico a corto plazo y las estrategias para dar en él. La
meta es un paso hacia el sueño. “El sueño es una meta con alas”.
El sueño brinda significado y valor
intrínseco; es nuestra más profunda expresión de lo que queremos, la
declaración de un futuro deseado. El sueño es un ideal que comprende un sentido
de posibilidad, más que de probabilidad, de potencial más que de límites. Las
metas que se fijan sin tener un sueño utilizan, literalmente, solo la mitad de
nuestra capacidad cerebral. La pasión falta cuando sólo trabajamos con el lado
izquierdo racional del cerebro. Sin pasión hay poco entusiasmo y poca
vitalidad. Si no hay pasión no hay fuego en el corazón.
El sueño es un manantial de pasión,
nos guía y nos señala grandes alturas. Es una expresión de optimismo, de
esperanza y de valores lo suficientemente nobles como para capturar la
imaginación y comprometer el espíritu. Los sueños se apoderan de nosotros y nos
mueven. Pueden remontarnos a nuevas alturas y superar las limitaciones
autoimpuestas.
Los sueños, a diferencia de las metas,
no están limitados por aquello que uno cree que puede o no puede hacer, o por
aquello que la mente racional le señala que es o no es posible. Los sueños
representan algo que uno realmente quiere, en oposición a algo que uno cree que
podría lograr. Las metas son tangibles mientras que los sueños son intangibles.
El
doctor Martin Luther King, Jr. Dijo
“Yo tengo un sueño”. No dijo “tengo un plan estratégico”. El sueño de la
igualdad racial del cual hablaba el doctor King era un estado deseado y difícil
de alcanzar, pero llego al corazón de la gente y suscitó una respuesta que
cambio la historia de toda una nación...”
Desafortunadamente hemos confundido
metas con sueños y por lo general nos fijamos una cantidad de metas a corto,
mediano y largo plazo, sin tener en cuenta lo fundamental e importante que es
tener en cuenta nuestros sueños, verdaderos motores que nos llevan a realizar
nuestras metas. De hecho, para hacer realidad nuestros sueños, es necesario
cumplir una serie de metas.
Tal vez me equivoque al afirmar que,
el 99% de lo que llamamos sueños, son en realidad simples deseos pues soñar es
comprometerse, algo en lo cual el mal llamado sexo débil nos lleva años luz de
ventaja. Cuando una mujer da a luz, arriesga su vida en el proceso de hacer
realidad el sueño de tener un hijo; mientras que los hombres simplemente nos
involucramos en el proceso y cuantos hay que huyen después de haber engendrado.
Obviamente este no es el momento para
entrar a juzgar o criticar tal acción pues, la idea es hablar de sueños y no de
las pesadillas que deben vivir millones de seres humanos abandonados antes de
nacer.
Cuantas veces por ejemplo, durante
nuestra existencia hemos oído decir que soñar no cuesta nada. A los que afirman
tal cosa les haría una de las muchas preguntas que podría hacer: ¿Qué respuesta
se le daría a alguien que durante toda la vida ha trabajado arduamente para
hacer realidad el sueño de sacar adelante una empresa – siendo nuestra vida la
principal empresa - y en un momento dado por cualquier razón la empresa debe
cerrar? Años de duro esfuerzo,
inversiones multimillonarias, cientos de personas que ven truncados sus sueños
debido a que se han quedado sin empleo ¿Acaso todo eso no tiene un precio? Yo
diría que es un precio demasiado alto, por lo tanto definitivamente soñar si cuesta…
y mucho.
Afortunadamente el mundo está lleno de
soñadores que a pesar de haber pagado altos precios por sus sueños, de haber
“fracasado” una y otra vez; lo siguen intentando hasta hacerlos realidad. Son
seres humanos excepcionales que nos han demostrado a través de la historia y de
los hechos que, por grandes que sean nuestros sueños es posible hacerlos
realidad.
El sueño es el motor que nos impulsa a
continuar adelante, a librar grandes batallas, a realizar grandes sacrificios,
a vivir grandes aventuras y a trascender en el tiempo. Un sueño le da sentido a
la vida. Pues el que no tiene una razón para vivir, encuentra un motivo para
morir.
Un
sueño no tiene que ser necesariamente revolucionar la industria, ganar los
juegos olímpicos o producir millones de pesos. Ni siquiera tiene que estar
relacionado con una empresa o con algo que produzca dinero. Lo importante es
tener un sueño que nos inspire para poder llegar más allá de nuestros límites.
Terminar nuestros estudios, hacer algo por mejorar
la vida de los demás, mejorar la relación de pareja o nuestro entorno familiar;
son sueños abstractos tan importantes como soñar con algo físico como una casa,
un carro, un vestido, etc.
Todo lo que nos rodea se ha construido
sobre los sueños de personas ordinarias que al seguir sus sueños lograron cosas
extraordinarias; personas que han hecho “castillos en el aire” y que luego los
han construido físicamente.
No podemos negar que todo aquello que hay a nuestro
alrededor creado por los seres humanos, fue producto de la imaginación de
alguien que lo visualizo en su mente para luego materializarlo.Adquiera este y otros libros del mismo autor en formato digital en www.amazon.com/author/onofre y en formato físico a domicilio a cualquier lugar del mundo en www.autoreseditores.com/onofre
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