¿QUÉ SUCEDE SI NO TENEMOS SUEÑOS?
“Los sueños son sumamente importantes.
Nada se hace sin que antes se imagine”
George Lucas
No hay nadie que no tenga un sueño. Todos tenemos
esperanzas, aspiraciones, visiones y sueños, pero estamos tan “ocupados”
haciendo lo urgente que nos olvidamos lo importante que es hacer realidad
nuestros sueños.
La mayor parte de la vida la pasamos haciendo lo
urgente, viviendo el día a día, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa,
ganando lo suficiente para pagar las necesidades básicas. Lo más triste de todo
es que, por lo general, no hacemos lo que nos gusta sino lo que nos toca.
Sintiéndonos cada día más frustrados, más aburridos y decepcionados. Terminamos
haciendo tareas o funciones muy diferentes para las cuales nos capacitamos.
Años de estudio y preparación académica sub-utilizados y muchas veces no
tenidos en cuenta.
Varias son las razones que damos para justificar
nuestra mediocridad, como por ejemplo, decir que en el país donde vivimos no
hay oportunidades de empleo, que la situación económica mundial no nos permite
hacer otra cosa o que el gobierno no nos ayuda para nada. Es ahí donde debemos
recordar la célebre frase del ex presidente Norteamericano John F. Kennedy
cuando decía “no
se pregunten lo que su país puede hacer por ustedes; pregúntense lo que ustedes
pueden hacer por su país”. Por lo general siempre estamos
esperando que algo o alguien cambie nuestra vida. Ese golpe de suerte por el
que apostamos el dinero que no tenemos, o ese milagro que siempre estamos
pidiendo a todos los santos y santas del cielo.
El reverendo Jesse Jackson afirma que
“Lo lamentable de la vida no es dejar de realizar un sueño, sino dejar de tener
un sueño para realizar”.
Una de las mayores causas para desarrollar muchas de
las enfermedades que actualmente llenan hospitales y cementerios es la
producida por “los tengo que”. Tengo
que hacerlo yo, tengo que hacerlo hoy, tengo que hacerlo en tanto tiempo, tengo
que hacerlo de tal manera, etc. Nos sentimos imprescindibles, pues pensamos que
si no lo hacemos nosotros nadie lo hará y hasta llegamos a pensar que somos
inmortales, que todo gira a nuestro alrededor y que si morimos todo morirá con
nosotros. La verdad es que nos vamos a morir y lo más curioso y probable es que
las cosas funcionen mejor sin nosotros; el mundo seguirá girando y más pronto
de lo que pensamos nos olvidarán.
Quizás uno de los mayores pecados que el ser humano
pueda cometer es el pecado de omisión. El no haberlo intentado, el no haber
luchado por hacer realidad nuestros sueños. Es mejor tener una remota
oportunidad que no la más remota oportunidad. Es cuando, al final de nuestros
días, ya viejos y sin fuerzas, muchas veces nos preguntamos ¿Qué habría pasado
si…? Desafortunadamente nunca lo intentamos, nunca nos atrevimos, nunca dimos
el primer paso, nunca tuvimos la iniciativa suficiente para averiguar lo que
hubiera pasado.
Al respecto mi padre solía decir “Hombre cobarde no
goza mujer bonita”. Siempre estamos esperando una mejor oportunidad, el mejor
momento para hacer las cosas. La frase aquella de que, hay tres cosas en la
vida que no regresan: la palabra dicha, la flecha lanzada y la oportunidad
pérdida; no es del todo cierta pues las oportunidades no se pierden, por lo
general las aprovechan otros.
Los antiguos griegos y romanos, expertos en crear
dioses, tenían la diosa ocasión u oportunidad, representada por una hermosa
doncella, la cual solo tenía un mechón de pelo cubriendo su cara y la parte de
atrás de su cabeza totalmente calva, de ahí el dicho aquel de que la
oportunidad la pintan calva. Cuando se veía venir a la diosa oportunidad y se
lograra coger del mechón de pelo, ella haría realidad todos los sueños; sin
embargo si se dejaba pasar ya no había de dónde cogerla y la oportunidad se
perdía.
Muchas personas prefieren perder la oportunidad
porque aprovecharla requiere de mucho trabajo y duro esfuerzo. Curiosamente
muchas veces hay que decirle no a las oportunidades pues al igual que en la
historia de Pablo Coelho, en su libro El Alquimista. El tesoro puede estar
precisamente donde estamos.
Y es que cuando uno piensa demasiado una cosa, no la
hace. Nos quedamos en parálisis por análisis, encontrando
demasiadas dificultades. Por ejemplo: Si se le propone a alguien un negocio y
lo primero que saca nuestro futuro socio es una calculadora; es muestra
inequívoca de que sería un mal socio y lo mejor es no hacer el negocio con él.
Por bueno que el negocio o proyecto sea, las cifras nunca van a dar pues, una
cosa es plasmar en el papel un negocio o un proyecto y otra muy diferente
llevarlo a cabo.
¿Ha hecho usted alguna vez una fiesta en casa o a
estado en el ramo de la construcción? Pues bien, por muchos que hayan sido los
presupuestos o los cálculos hechos, en el 99.99% de los casos, nunca van a dar.
Por lo general algo queda faltando para la fiesta o hay que hacer una adición a
los presupuestos para la construcción.
El posible socio que lo primero que saca es la
calculadora para ver si el negocio es viable o no, es un socio conflictivo.
Siempre estará pegado a los presupuestos, a las cifras, a los resultados. Sera
un verdadero obstáculo para cualquier empresa o proyecto. Es cierto que deben
hacerse estudios posteriores a la idea inicial, obviamente que si, no estoy poniendo
en tela de juicio tal cosa. Así es que nada de nervios. Los presupuestos deben hacerse, los estudios
deben llevarse a cabo, las estadísticas hay que tenerlas en cuenta, los
análisis son de vital importancia. Sin embargo, lo importante, lo verdaderamente
importante es la emoción que puede generar la idea o el proyecto.
Si este no genera ningún tipo de emoción,
difícilmente se llevará a cabo. Siguiendo con el ejemplo de la fiesta en casa.
Nadie haría una fiesta pensando en las cosas que posiblemente se van a
estropear, la basura que hay que votar, el aseo posterior que hay que realizar,
los borrachos que hay que soportar, los vecinos que se van a quejar, etc.
Cuando se piensa realizar una fiesta en casa, es pensando en lo bien que se va
a pasar con los amigos que se van a invitar, en los deliciosos platos que se
van a degustar, en la amiguita o amiguito que vamos a poder conquistar o
reconquistar, etc.
Si por ejemplo se trata de la construcción de un
edificio no vamos a pensar en todos los estudios que hay que realizar, las
licencias que hay que conseguir, los presupuestos que hay que buscar, la
cantidad de operarios que hay que contratar, la maquinaria que hay que
adquirir, los terrenos que hay que comprar, la tierra que hay que remover, los
imprevistos que hay que sortear, etc. Por lo general pensamos en el diseño del edificio, en lo bonito que
va a quedar y en la rentabilidad que va a generar cuando esté terminado.
Otro ejemplo es el matrimonio (que susto); ese si es
un proyecto o empresa bien pero bien difícil. Una fiesta o edificio uno sabe
cuando comienza y cuando debe terminar. En cambio el matrimonio; si nos basamos
en la sentencia aquella que es hasta que la muerte nos separe; eso si es para
machos y no para muchos. Afortunadamente ese veredicto ha ido cambiando y ya no
es hasta que la muerte nos separe sino hasta que la plata, otro u otra nos
separen.
Sé que los que están en contra del divorcio estarán
poniendo en este momento el grito en el cielo y se estarán rasgando las
vestiduras e inundaran mi correo electrónico de quejas, reclamos e insultos
como tantas veces lo han hecho cuando han leído mis anteriores libros. Pero la
verdad sea dicha, el mejor invento que han hecho para la relación de pareja ha
sido el divorcio.
Y no es que lo defienda pues a nadie se lo deseo.
Con decirles que cuando yo me divorcie de mi primer matrimonio casi me
desparezco. ¡Disminuí 18 kilos! La angustia existencial se apodero de mí. Un
sentimiento de culpa me embargo por varios años. Y eso que me consideraba un
hombre moderno. Pero el solo hecho de ver a mi pequeña hija tan triste y
sintiéndose culpable por nuestra separación, era algo que me rompía el alma. Si
es que el alma puede romperse claro está.
El divorcio como el aborto, y que conste que tampoco estoy de acuerdo con
el aborto, valga la aclaración, solo debe aplicarse en casos de vida o muerte y
aun así, valdría la pena correr el riesgo de continuar casados o con el
embarazo dejando todo en manos de papá Dios.
Desafortunadamente, nosotros, pobres terrícolas, seres según muchos
imperfectos y llenos de pecado, algo que no comparto, pues si somos hechos a
imagen y semejanza de nuestro padre Dios, estoy seguro que Él no hace seres
imperfectos. Simplemente, seamos como seamos, somos una de las infinitas
manifestaciones y presentaciones que tiene esa energía creadora y conservadora
del universo que es Dios.
Somos egoístas y
solo pensamos en nuestro propio bienestar, los demás que se defiendan
como puedan.
El secreto
de la eterna juventud es mantenerse soñando. Ponerle pasión a lo que uno piensa
o hace. Difícilmente se logran las cosas si no hay pasión y fuego en el
corazón.
El vacío existencial, la falta de sueños por
realizar, de metas por alcanzar, puede llevar a las personas a cometer una de
las faltas más graves contra la naturaleza como es el suicidio. Ese vacío
existencial es el que lleva a muchos niños, adolecentes y adultos a tomar esa
drástica decisión. Probablemente tienen todo lo que el dinero puede dar, más no
el amor de sus padres, familiares y amigos, lo cual los llena de tristeza y de
soledad, buscando en la muerte una solución que dista mucho de serla. Buscar
las causas del porque la gente se suicida es tema para ser analizado por
expertos y no lo soy.
Sin embargo ¿Sabían ustedes que la tasa de suicidios
en el mundo entero se incremento después de 1848 cuando la mujer comenzó a
exigir sus derechos y dejo el trono del hogar por entrar a competir con el
hombre? Son simple y llanamente las estadísticas, no es algo que me este
inventando o que sea un machista empedernido. Nada de eso. Si alguien es
feminista soy yo. Así es señoras, que nuevamente, nada de nervios. Ustedes son
el regalo más hermoso que nos ha dado papá Dios. Solo que desde que ustedes
están compitiendo con nosotros los hombres, entre otras cosas con excelentes
resultados, la sociedad dio un giro de 180º.
Y es que cuando los niños se crían solos o en manos
de personas que no son sus padres; todo puede pasar y de hecho está pasando.
Cada vez hay más violencia en la familia, base de toda la sociedad. Cuando se
paso a decir “ama de casa” a “ama de llaves”. Todo gira en torno a la frialdad
de unas llaves. Las cuales ya portan los niños que entran y salen de sus casas
a la hora que quieren y obviamente hacen lo que quieren, puesto que no hay una
“ama de casa” que los vigile, los eduque, les brinde amor, los reciba del
colegio, les ayude a hacer las tareas o puedan compartir con ella sus
dificultades.
No encuentran una madre que los abrace en esos
momentos de soledad, de abatimiento, donde los problemas para ellos son
apocalípticos. Es a eso lo que me refiero. Los que gozamos de tener siempre una
mama maluca, cantaletoza, regañona y con unos gigantescos brazos no solo para
pegarnos de vez en cuando si lo merecíamos; sino para abrazarnos, consolarnos y
animarnos a superar nuestras grandes dificultades. Esas personas, somos una
raza en peligro de extinción. Son pocos los que aun gozan de esos privilegios.
Por falta de ese calor humano, rápidamente la humanidad se ha enfriado,
volviéndose cada vez más materialista, sin valores, sin principios, sin
sentimientos. Los resultados han sido desastrosos.
De hecho, el origen de toda maldad es el vacío
interior, ese vacío que muchos quieren llenar con la drogadicción, el alcohol, el
tabaco, con el juego, con el sexo irresponsable, con violencia o con cualquier
manifestación que les permita volverse “visibles” para el mundo.
Al respecto, Walter Elías Disney, el maestro
de los sueños, afirmaba que “Si lo
podemos soñar, lo podemos lograr” No importa cuál sea nuestro sueño, que
tan grande o que tan pequeño sea, lo importante es que nos hace felices y este
debe ser el principal objetivo de nuestra vida.
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