APACIONESE POR SU SUEÑO
“El ser humano es
verdaderamente grande
sólo cuando obra a
impulso de las pasiones”
Benjamin
Disraeli
Permítanse amable
lector transcribir de la página www.colombiaespasión.com
lo que es para nosotros los colombianos la pasión:
“¿Por qué Colombia es
Pasión? Colombia es
Pasión porque luego de un proceso de
búsqueda de la esencia colombiana centrado en descubrir cuál era ese factor
ventajoso que permitiera revestir de competitividad y diferenciara al país, se
encontró que el común denominador de los colombianos era su inagotable Pasión. Se llegó a la conclusión
que la pasión es la fuerza que nos mueve día a día, es la fuente de donde
surge nuestra extraordinaria tenacidad e intensidad por todo lo que
hacemos. Sin duda alguna, la pasión es la mejor materia prima de nuestros
ciudadanos. La percepción positiva
sobre Colombia comienza por la actitud que adoptemos los que nacimos en esta
tierra. Desde cada uno de
nosotros empieza la proyección de la imagen que deseamos para nuestro país. Por
eso Colombia es Pasión, trabaja para que cada uno de los colombianos seamos
fieles representantes de la identidad nacional; identificándonos con
ese corazón noble, contándole al mundo las cosas buenas que hacemos con
Pasión. Entonces, más que una
marca, Colombia es Pasión, se ha convertido en un sentimiento que
identifica a todos los colombianos como un grupo social y cultural único.
Además de ser el motor que nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos por el
bien del país. Por otro lado, también, se está transformando en un símbolo cuyo
impacto maximiza el reconocimiento de la calidad de la identidad
colombiana a nivel internacional”
No es
posible lograr nada sin pasión. La pasión es el norte de nuestras vidas. Los
invito a que nos detengamos a pensar sobre el tema y a hacer una pequeña
analogía con la relación de pareja. Cuando nos enamoramos, y espero que todos
lo hayamos hecho alguna vez, ¿nuestras decisiones con respecto al ser que
amábamos las tomábamos con la razón o con el corazón? Pienso que si las
hubiéramos tomado con cabeza fría o sea analizándolas detenidamente,
difícilmente nos habríamos casado pues, por donde quiera que se mire la
relación de pareja es quizás la empresa más difícil de administrar, no solo por
los grandes capitales que se requieren para que funcione, sino por la gran
cantidad de profesionales en todas las áreas del conocimiento que se requieren:
Médicos, ginecólogos, urólogos, pediatras, psicólogos, maestros, sacerdotes,
banqueros, electricistas, plomeros, carpinteros, esteticistas, etc. La lista es
bien larga y cuál de todos cobra más por sus servicios.
Obviamente la mayoría de
nuestras decisiones están basadas en la pasión, en el enamoramiento, en ese
deseo incontrolable que nos lleva a cometer las más grandes locuras (como el
matrimonio por ejemplo). A dejarlo todo por amor. Familias, reinos, fortunas y
hasta la vida misma; lo dejamos todo por ir tras el sueño de compartir con
alguien ya sea por toda la vida o tal vez por unos momentos.
Y es que cuando hacemos
lo que nos gusta, aquello por lo cual estamos apasionados, el tiempo y las
barreras no existen. Mi padre por ejemplo, debía caminar más de ocho
horas por caminos inhóspitos, atravesando ríos, montañas, montes y valles para
ir a visitar a mi madre; solo para verla, compartir unos momentos con ella y
luego retomar el camino de regreso. No había un beso, no había un abrazo, no
había ningún contacto físico pues en esos tiempos, en familias tradicionales
como la nuestra, cualquier muestra de afecto más allá de las palabras era mal
vista y si el galán se propasaba con la dama en cuestión, perdía chicha, calabaza
y miel. Para los lectores que no son colombianos y que no comprenderían el
anterior refrán. Lo perdían todo.
Eso si era amor. Vaya
ahora en nuestros tiempos que se dé algo así. Cuando en la primera cita física.
Pues ahora con esto de la tecnología y de la Internet hay que hacer la
aclaración porque también existen citas virtuales. Si la dama o el caballero no
dan algo de sí y ya saben los lectores a que me refiero; pues simplemente están
aut (traducción: fuera de la moda) y es muy probable que no haya una nueva cita
o encuentro, así sea virtual.
Como este no es un libro
para tratar temas tan escabrosos como la relación de pareja. Continuemos
entonces con la idea de cómo hacer realidad nuestros sueños. Es necesario
entonces que nos dediquemos a hacer aquello que nos apasiona. Recordemos que el
95% de lo que hacemos lo hacemos por emoción, la razón pocas veces entra en
juego. Algunos dirán que por eso estamos como estamos. Por no pensar y actuar
de forma responsable. Respeto esa apreciación más no la comparto pues; como lo
dije antes, si nos pusiéramos a pensar con cabeza fría o razonando todo lo que
hacemos, la raza humana habría desaparecido o el planeta tierra estaría casi
deshabitado de seres humanos.
¿Se imagina usted que
antes de tener una relación sexual nos pusiéramos a pensar detenidamente sobre
las consecuencias, y no me refiero precisamente a las enfermedades de
trasmisión sexual por no tener las debidas precauciones o a los embarazos no
deseados; sino más bien al hecho de la posibilidad de fecundar un ser que
necesitara nos solo de nuestro apoyo moral sino también de grandes inversiones
de capital, del acompañamiento de diversos profesionales en todas las áreas del
conocimiento, del riesgo que no sea un ser saludable o que con el correr de los
años se convierta en una verdadera amenaza para el resto de la humanidad?.
Lo que se ha llamado
como el factor Wallenda “Estar en la cuerda floja es vivir, lo demás es
esperar”. Es lanzar el corazón en todo aquello que hacemos, lo demás vendrá por
añadidura. Una cosa es sobrevivir lo cual hacen el 95% de los seres humanos que
se dedican a hacer lo urgente y otra muy diferente vivir que es lo que hace el
5% restante.
Para nosotros los
católicos, en la vida de nuestro guía espiritual Jesús, los momentos que más
trascendieron en su historia fueron precisamente los de la pasión y si valió la
pena la pasión, valieron la pena los clavos. Si lo que se hace con pasión nos
causa sufrimiento, disfrutaremos aún más la recompensa. Ahora bien.
Nadie nos puede decir que es lo que nos apasiona. Eso es algo que llevamos
dentro, solo nosotros sabemos a ciencia cierta qué es lo que nos apasiona
hacer. No se puede estimular la pasión, cada quien tiene la suya.
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