REVIVA SUS SUEÑOS
“Si es bueno vivir, todavía es mejor
soñar,
y lo mejor de todo despertar”
Antonio Machado
Muchos hemos tenido que sufrir
derrotas o nos hemos desanimado con la lucha por realizar nuestros sueños. Sin
embargo es sorprendente la rapidez con que podemos redescubrirlos y volver a
luchar por convertirlos en realidad. Cuando niños soñábamos con ser el héroe
del comic de la época, policía, médico, sacerdote, enfermera, arquitecto, bombero,
astronauta, etc. A medida que fuimos creciendo, se fueron olvidando todos esos
sueños. En mi caso por ejemplo comencé a escribir cuando apenas era un niño,
ese fue siempre mi gran sueño. Pero era necesario ayudar a mis padres con el
sustento diario, era necesario estudiar algo y luego trabajar; hacer algo
provechoso como decían mis padres en vez de estar perdiendo el tiempo
escribiendo cuentos e historias fantásticas de seres fantásticos, de romances
fantásticos, de héroes fantásticos.
Los tengo que se apoderaron de mi
vida aun siendo muy joven y lentamente fui apagando mi sueño de escribir, dejar
el mundo de la imaginación por un mundo real. Debía poner los pies en el piso y
dejar de soñar con tantas estupideces. Fue ese mundo real el que me llevo a estar
con seres reales que me decían constantemente que no servía para nada, que de
nada me servían tantos estudios y tanta lectura si no ganaba lo suficiente para
vivir dignamente. Fueron esas personas reales las que durante muchos años me
tuvieron anclado al piso sin permitir que mi imaginación volara hacia otros
mundos menos reales, menos crueles.
Todo giraba en torno al dinero y
hasta llegue a estar de acuerdo que con el dinero se podía lograr la felicidad,
diciendo que la felicidad no se hacía, se compraba hecha. ¿Soñar? ¿Imaginar?
Eso era para tontos románticos. Estábamos en un mundo tridimensional donde todo
es medible y cuantificable. Lo curioso es que entre más dinero ganaba más
infeliz era. Había algo que el dinero que ganaba no podía comprar, mi sueño de
ser escritor. Eso lo representaba todo para mí; el dinero si bien es cierto era
importante y lo tenía. Lo hubiera cambiado todo por poder sentarme a
escribir. Pero debía ser realista. Debía
cumplir con el precepto heredado de generaciones anteriores. Usted es el hombre
de la casa. El hogar depende de usted. Los hombres no lloran. Las mujeres en la
casa y los hombres en el trabajo y usted es un hombre. Así es que a trabajar.
Nada de andar por ahí pensando bobadas. Desde muy niño había escuchado esas
palabras y cuando hombre las seguí escuchando por varios años al lado de un ser
maravilloso que siempre me tubo encerrado en una jaula de oro. Pero eso es
parte de otra historia, de otro libro, el cómo escape de esa hermosa jaula y
pude al fin hacer realidad mi sueño de escribir.
Todo lo que he escrito en este libro
es fruto de la experiencia, nada de aquí fue inventado, lo he vivido. De ahí
que puedo decir sin temor a equivocarme lo que se siente hacer realidad un
sueño. Todo ser humano en mayor o menor grado ha hecho realidad sus sueños,
solo que la mayoría de las veces no nos damos cuenta de cuantos hemos realizado
porque no los hemos disfrutado. Se han vuelto parte de nuestra vida diaria. Sin
embargo, si nos ponemos a pensar un poco sobre todas las cosas que hemos
logrado en nuestras vidas; nos daremos cuenta que han sido demasiadas, lo cual
nos confirma que si es posible hacer realidad nuestros sueños. Solo que nos
hemos olvidado de lo importante que es hacer realidad nuestros sueños por
dedicarnos a hacer lo urgente.
Si hemos logrado sobrevivir hasta
ahora, es porque de una u otra forma nos la hemos ingeniado para hacerlo, bien
o mal, eso poco importa pues lo realmente importante es lo que hagamos a partir
de hoy, debemos aprender del pasado pero no vivir en él, el pasado ya paso y el
futuro depende de lo que hagamos hoy, en ese regalo, en ese presente que papá
Dios nos da todos los días. Si estamos leyendo este libro, es porque aprendimos
a leer y muy probablemente a escribir. Posiblemente asistimos a una escuela, a
un colegio y quizás hayamos hecho una carrera profesional. También puede ser
que nos hayamos casado (que susto), tenido hijos y, los que ya pasamos de
cierta edad, nietos.
Algunos por ejemplo habrán podido
generar grandes fortunas, administrar grandes empresas o simplemente haber sido
miembros de una comunidad como la mayoría de los mortales. Independientemente
de lo que haya pasado en nuestras vidas, son innumerables las cosas que hemos
hecho en el transcurso de ella. Sin embargo tal vez no les hemos dado la
importancia que merecían por considerarlas “normales”.
Detengámonos por un momento a
analizar lo que para una persona es normal y para otra es un verdadero
milagro. Son millones los casos que
podríamos analizar y que nos podrían dar verdaderas lecciones de vida. Tomemos
uno en particular. La del pastor y motivador cristiano Australiano Nicholas
James Vujicic. Para los que contamos con todas nuestras extremidades, lo que
hace Nick al no contar con ninguna es un verdadero milagro, en cambio para
Nick, llegar a contar con brazos y piernas sería un verdadero milagro. Para los
que no cuentan con alguno de los sentidos es un milagro que otros vean, oigan,
huelan o saboreen. Algo que ellos no pueden hacer dependiendo del sentido que
les falte.
Decir que
soñar es perder el tiempo porque ninguno de ellos se realiza es tanto como
desconocer que estamos vivos, pues la vida misma es un sueño hecho realidad, es
un verdadero milagro.
Cuando perseguimos un sueño, el universo abre
puertas donde solo hay muros. Esta
permitido caerse, lo que no está permitido es continuar en el piso. El que
nunca ha fracasado persiguiendo un sueño es porque nunca ha intentado hacer nada
por alcanzarlo. Fracasado es aquel que le da miedo hacer algo por miedo a
fracasar. El que fracasa y aprende de esa experiencia y continúa intentándolo
hasta lograrlo, nunca será un fracasado pues los triunfadores no huyen de los
retos y hacen de las perdidas grandes desafíos. El fracaso es el camino para
triunfar.Adquiera este y otros libros del mismo autor en www.amazon.com/author/onofre y en www.autoreseditores.com/onofre
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