NO TENGO
EDAD PARA ESO
“Un hombre que no se
alimenta
de sus sueños, envejece pronto”
W. Shakespeare
Sí no tuvo la edad a los 20, tampoco
la va a tener a los 40. Hay jóvenes de 70 años y viejos de 30.
Solamente es demasiado tarde cuando usted piense que es demasiado tarde. Hay
quienes se mueren a los treinta y los entierran a los ochenta años.
El dicho aquel de que loro viejo no
aprende a hablar, es quizás uno de los más utilizados por personas que ven en
su edad un serio impedimento para hacer realidad sus sueños y de luchar por
alcanzar sus metas. Estadísticamente está demostrado que el ser humano es más
productivo después de los 40 años.
Sin embargo hay personas que al lograr
su jubilación en una empresa, a la cual le han dedicado la mayor parte de su
vida, se consideran producto terminado, pierden toda esperanza, ilusión o deseo
de vivir pues se consideran un estorbo para la familia y para la sociedad. La
depresión se apodera de ellos y mueren antes de tiempo sin disfrutar de su
jubilación. A propósito, aunque la palabra jubilación viene del vocablo latino
“jubilare” que significa expresarse con alegría. No siempre para una persona
que está acostumbrada a una rutina
diaria de ir al trabajo, el hecho de jubilarse representa alegría y si
más bien frustración. Los parques de las grandes ciudades están llenos de ancianos
(y algunos no tan ancianos) que se sientan a morir lentamente.
Afortunadamente este oscuro panorama
está cambiando para los jubilados de
muchas empresas; las cuales tienen programas educativos y de
esparcimiento para sus viejos que aportaron las fuerzas de sus mejores años.
Desafortunadamente la misma sociedad
se ha encargado de encasillar o de estigmatizar a las personas que sobrepasamos
cierta edad, como personas “de bajo rendimiento, productividad, rentabilidad o
de la tercera edad”. Apartándonos del medio laboral y negándonos la oportunidad
de trasmitir todos los conocimientos adquiridos en la universidad de la vida.
En muchos países como Colombia por
ejemplo; es muy difícil conseguir empleo después de los 35 años. Increíble pero
cierto. Cuando la persona tiene más
experiencia, más conocimiento y más ganas de ser productivo, es descartado
pues hay que dar oportunidad a los jóvenes, a quienes curiosamente se les pide
experiencia laboral, algo que no tienen debido a que han pasado su juventud en
la academia capacitándose.
Afortunadamente, como la necesidad es
la madre de todos los inventos. Las personas que la sociedad rechaza por su
“avanzada edad” (35 años) por no decir viejos y mantienen alta su autoestima,
comienzan a hacer lo que deberían haber hecho desde jóvenes. Que en vez de
buscar empleo empiezan a generarlo e ingresan entonces al mercado laboral
informal, creando pequeñas empresas que con el pasar de los años se convertirán
en grandes empresas; las que en manos de sus herederos o de las nuevas
generaciones descartaran a los “viejos” continuando el círculo vicioso.
Estoy seguro que la historia que les
voy a contar solo me ha pasado a mí. Así es que, nada de nervios. Dios permita
que a usted amigo lector nunca le pase. Resulta que en una de las muchas
oportunidades en que me quede sin empleo, lleno de deudas y con una familia que
mantener, literalmente inunde la ciudad repartiendo hojas de vida. Viendo que
de ninguna parte me llamaban, opte por “olvidar” colocar mi edad y colocaba una
fotografía no muy reciente que digamos. La respuesta fue excelente, donde
quiera que llevara mi hoja de vida, me llamaban para entrevistarme.
Era interesante ver la cara que ponían
las personas que me iban a entrevistar pues al verme, me comparaban con la
fotografía que aparecía en la hoja de vida e inmediatamente sonreían
comprendiendo la situación. Algunas veces me daban las gracias por haber
asistido a la entrevista, otras tantas simplemente me indicaban la puerta de
salida. En otras ocasiones me decían que “estaba sobre calificado para el
puesto y que la empresa no tenía el presupuesto suficiente para pagar a una
persona de mi perfil”.
Dada mi crítica situación económica,
cuando les decía que estaba dispuesto a trabajar así fuera por menos dinero,
manifestaban que la dificultad no solo era mi excelente perfil sino que “por
políticas de la empresa” no podían contratar personal mayor de 35 años.
Hubo una ocasión en que, después de haber aprobado
todos los exámenes y pruebas psicotécnicas, me dijeron que no podían darme el
empleo porque estaba reportado en las centrales de riesgo y como el cargo para
el cual me estaba postulando era de “confianza y manejo…” Increíble pero
cierto. Obviamente eso solo me ha pasado a mí. Fin de la historia.Proxima entrega: La excusa de la falta de capacidad
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